Los compromisos de países y regiones en pro del ahorro energético son cada vez mayores, siguiendo la estela del Acuerdo de París, que, entre otras medidas, concretó como un objetivo fundamental prevenir el incremento de la temperatura a menos de 2 grados centígrados con respecto a la era preindustrial. En el caso de Europa, el continente quiere ser climáticamente neutro en el año 2050. Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), España quiere superar en un 32,5% el objetivo de descarbonización fijado por la Unión Europea hasta 2030, merced a un trabajo activo en áreas como la rehabilitación energética de edificios, la electrificación del transporte o a través de una decidida apuesta por la movilidad sostenible. Todo ello generará, según este organismo adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, un desarrollo muy relevante de segmentos industriales relacionados directa e indirectamente con la energía.
Oportunidades de inversión
De acuerdo a las estimaciones de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), en los próximos años se habrán de acometer inversiones en todo el mundo que ronden los 130 billones de dólares si se quiere completar con éxito una transición energética desde los combustibles fósiles hasta el uso mayoritario de energías renovables. Esto implica que se ha de multiplicar por tres el volumen económico anual de las inversiones realizadas en este ámbito hasta la fecha. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta el año 2030 y solo en Europa, las industrias que trabajan activamente para lograr una economía baja en carbono generarán más de dos millones de puestos de trabajo.
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En el Viejo Continente, la transición ecológica es, además, uno de los pilares básicos del Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como Next Generation EU, junto a la digitalización. De hecho, la Comisión Europea ha ido un paso más allá, y ha fijado como objetivos prioritarios para esta década el desarrollo de las energías renovables, la movilidad sostenible y eléctrica, y la rehabilitación y la eficiencia energética. Estos fondos supondrán una gran oportunidad no solo para acelerar la recuperación económica sino, también, para contribuir al cumplimiento de una manera más eficiente con los objetivos fijados en la transición energética.
España podrá recibir de este Plan alrededor de 140.000 millones de euros, de los que 72.000 millones serán a fondo perdido. Para su distribución, el Gobierno ha puesto en marcha el Plan ‘España Puede’, constituido en torno a 10 grandes políticas estructurales, en las que la energía va a jugar un rol fundamental. Por ejemplo, para apoyar la digitalización de las pymes y del tejido industrial, para favorecer unas infraestructuras y unos ecosistemas más eficientes, o para fomentar una transición energética más justa e inclusiva. De cara a acelerar la tramitación de estos fondos, dentro de los Presupuestos Generales del Estado de 2021, hay previstos 26.634 millones de euros correspondientes a Next Generation EU.
Concretando más en algunos campos específicos, el informe ‘Oportunidades en el entorno de la Eficiencia Energética’, elaborado por CEA+empresas indica que, en España alrededor del 90% del total de las viviendas están construidas con anterioridad a la aprobación del Código Técnico de la Edificación (CTE) de 2006, principal norma sobre sostenibilidad y eficiencia energética en la construcción de edificios. Esto generará, en su opinión, el inicio de proyectos en los próximos meses para la rehabilitación y la eficiencia energética arquitectónica gracias a los fondos europeos.
Además, en cuanto a la movilidad sostenible, KPMG, en el documento ‘La transformación sostenible como vía de recuperación’, afirma que existe un fuerte incentivo al despliegue de infraestructuras de suministro y de recarga a los vehículos eléctricos, así como una tendencia por parte de los gobiernos a subvencionar la sustitución progresiva de la flota de vehículos para ir incorporando tecnologías más sostenibles. Además, para acelerar la descarbonización total en Europa, PwC, en su análisis ‘Por qué no paramos de hablar del hidrógeno (verde)’, indica que la demanda global del hidrógeno renovable se duplicará de aquí a 2030. En España, explica esta entidad, su desarrollo puede suponer hasta 15.000 millones de euros en inversiones, junto a 10 gigavatios (GW) adicionales de potencia renovables para su producción.
Cómo puede invertir un ahorrador minorista en eficiencia energética
Es posible invertir directamente en acciones de compañías que tienen un papel activo en el campo de la eficiencia energética. Pero quizá el modo más sencillo (y, potencialmente, más rentable) sea a través de los fondos de megatendencias. Una megatendencia es una fuerza poderosa y transformadora que tiene la capacidad de poder llegar a cambiar la economía global, la manera en la que se hacen los negocios y, de modo general, la sociedad en su conjunto. Gracias a la Cuarta Revolución Industrial actual que, entre otros hitos, está provocando grandes cambios en ámbitos como la tecnología y las telecomunicaciones, los medios de transporte o el consumo, están surgiendo nuevas oportunidades de inversión que, pensando en el largo plazo, son muy interesantes para los ahorradores.
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En el caso particular de la energía, la mayor concienciación acerca del cambio climático, las ambiciosas políticas en pro de la descarbonización y el mayor peso de las renovables en el mix energético global están contribuyendo a que exista cada vez un mayor número de fondos de inversión centrados en la eficiencia energética, que construyen una cartera de valores global, tanto desde el punto de vista geográfico como sectorial, en torno a este hito.
Para invertir en este tipo de vehículos, lo fundamental para el inversor es plantearse una estrategia a medio y largo plazo, porque los grandes cambios estructurales requieren de tiempo. Además, conviene tener presente que estos fondos suelen estar descorrelacionados de los ciclos económicos, por lo que, por ejemplo, se ven menos afectados negativamente por una recesión (de hecho, una de sus apuestas principales es la disrupción de la economía). En cuanto a su principal riesgo, cabe señalar la volatilidad, ya que se trata de una estrategia con valores de crecimiento en sectores que aún tienen que asentarse, lo que puede provocar oscilaciones relevantes en su cotización.
Como en cualquier cartera equilibrada que apueste por la diversificación, los fondos de megatendencias focalizados en la eficiencia energética pueden combinarse con otros activos más conservadores como, por ejemplo, renta fija o acciones de compañías sólidas pertenecientes a industrias consolidadas.