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Dragui llega a Italia: ¿es el momento de invertir en el país?

Fri Mar 12 15:53:17 CET 2021

A pesar de haber sido uno de los países más tocados por la crisis, Italia está levantando grandes esperanzas entre los inversores, ya que, con Mario Draghi como presidente, es posible que, por fin, acometa una serie de reformas en el plano económico y social.

Dove l’oro parla, ogni lingua tace reza uno de los refranes en italiano más populares. Literalmente, en castellano: donde el oro habla, todos callan. Un dicho popular que encaja a la perfección con el nuevo Gobierno que encabeza en el país Mario Draghi, otrora presidente del Banco Central Europeo (BCE). Draghi fue capaz, entonces, de liderar una difícil transición que significó tener que tomar decisiones tan polémicas como bajar los tipos de interés o llevar a cabo fuertes medidas de control de la política monetaria, que significaron tensiones en los países más afectados en aquel momento, como Grecia, Italia o España.

Hoy, una década más tarde, mientras la nación transalpina está sumida en una grave inestabilidad política, que ha provocado el desfile de un sinfín de presidentes de la República en los últimos años, Draghi ha aceptado el encargo del Jefe de Estado, Sergio Mattarella, de formar un gobierno sólido. Este deberá afrontar el reto de conducir la recuperación económica y gestionar con eficacia los alrededor de 209.000 millones de euros que se recibirán del Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como Next Generation-EU. Una situación tan delicada como la que vivió, en su día, el BCE, pero en la que Draghi no estará solo, ya que le acompaña el antiguo consejero delegado de Vodafone, Vittorio Colao. Este último lleva alrededor de un año preparando la hoja de ruta para reconstruir el país y ya ha diseñado un ambicioso plan que presentó a finales de 2020 con 102 medidas que poner en marcha a lo largo de los próximos meses.

Los mercados respaldan el proyecto

La revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) de enero de 2021 vaticinó que la economía italiana crecerá un 3% en 2021 y un 3,6% en 2022, mejorando las previsiones sobre el país que había realizado este organismo supranacional previamente. Sin embargo, el ‘efecto Draghi’ ha tenido desde su inicio un recorrido más allá de las estimaciones en papel y, tanto la prima de riesgo como la bolsa italiana, situada en Milán, experimentaron un buen comportamiento durante febrero. De hecho, el día 3 de ese mes, momento en el que el expresidente del BCE aceptó “con reservas” el encargo de formar gobierno, el selectivo italiano fue el que más se revalorizó entre todas las bolsas europeas, volviendo a entrar en ganancias en el acumulado del año (por encima del 5%). El sector bancario fue el que mayores rentabilidades cosechó.

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Fuera de la renta variable, la rentabilidad del bono italiano a 10 años cayó hasta el 0,58%, mientras que la prima de riesgo retrocedía a los 105 puntos básicos, tocando mínimos desde 2016. Dos semanas después, el 16 de febrero, el país logró un hito más, al conseguir registrar una demanda récord de 110.000 millones de euros en la emisión de bonos a 10 años. Una verdadera hazaña –y una importante muestra de respaldo de la industria financiera hacia Draghi– si se tiene en cuenta que la deuda pública terminará 2021 muy probablemente superando el 150% del producto interior bruto (PIB).

La Bolsa de Milán celebró la llegada de Draghi liderando las ganancias en Europa, mientras la prima de riesgo tocaba mínimos desde 2016

Muchos analistas señalan que esta tendencia positiva respecto a Italia en los mercados tendrá su examen definitivo en abril, momento en el que los diferentes gobiernos nacionales deben enviar a Bruselas los proyectos en los que piensan invertir los fondos europeos. Un tema crítico para el Ejecutivo romano, no en vano, más de una cuarta parte de los 750.000 millones de euros aprobados por Bruselas para cimentar la recuperación tiene destino transalpino. Además de las expectativas de los inversores, el propio BCE parece tener su vista fijada en el nuevo gobierno, ya que, si todo marcha como debe, es probable que, a corto plazo, acometa la compra de bonos soberanos italianos, contribuyendo a que se estabilice la rentabilidad de su deuda.

Por qué incorporar Italia a una cartera de inversión

En 2007, la Bolsa de Milán, principal plaza bursátil italiana, se fusionó con la Bolsa de Londres, de manera que su índice de cabecera es el FTSE MIB, que incluye a las 40 mayores compañías del mercado. Estas abarcan un total de 10 sectores, incluyendo, principalmente, el industrial, el de las telecomunicaciones así como a las compañías relacionadas con el lujo. Todo ello sirve para subrayar que la economía italiana está fuertemente diversificada en distintos sectores de actividad, con algunas firmas que son líderes mundiales en sus respectivos campos.

La estabilidad política que promete el nuevo Ejecutivo de Draghi junto a las previsiones de recuperación del comercio global gracias al efecto positivo de las vacunas contra la COVID-19, otorgan buenas perspectivas de rentabilidad para estos valores de cara a los próximos meses. Aunque existen en el mercado muy pocos fondos de inversión que apuesten, de manera exclusiva, por las empresas de la economía italiana, sí que hay una amplia variedad que las incorporan dentro de su portfolio y que está especializada en determinadas industrias o, directamente, en renta variable europea.

Aunque hay pocos fondos de inversión que apuesten de manera exclusiva por Italia, sí que existen muchos de renta variable europea que incluyen empresas italianas

En cuanto a la renta fija, Italia era, hasta hace poco, uno de los países que más preocupaban a los inversores del Viejo Continente en relación al peso de la deuda sobre su PIB, llegando algunos analistas a señalar que las dudas sobre su propia sostenibilidad financiera podían poner en serio riesgo la propia estabilidad del proyecto europeo. Hoy, pocos parecen creer que esta amenaza pueda convertirse en realidad, pero eso no quiere decir que el nuevo gobierno no deba enfrentarse con éxito a una serie de retos para garantizar la buena marcha a futuro del país.

Junto al intenso desafío que suponen los fondos europeos, Draghi debe cimentar, tanto a nivel económico como social, la unión efectiva de las dos Italias: la del norte, una potencia en sí misma, defensora a ultranza del proyecto comunitario y con una óptica globalizadora como agente clave en el comercio internacional; y la del sur, deprimida en lo económico y con un auge aún creciente de movimientos populistas que abogan por la salida del euro. En el plano político, existe, además, la tarea pendiente desde hace décadas de reestructurar el espacio, sobre todo, en el centro, de manera que el país sea gobernable de cara a los próximos años, acabando con la desmembración en multitud de partidos y de ideologías que tanto ha afectado a su imagen en el pasado.

Si Draghi consigue triunfar en estos retos, las perspectivas de Italia serán muy prometedoras, habida cuenta de que se trata de la tercera economía de la Eurozona (solo por detrás de Alemania y de Francia) y la octava del mundo. No en vano, se trata de uno de los principales exportadores a nivel mundial, que está en condiciones, al igual que España, de liderar la recuperación europea, a pesar de haber sido uno de los países más tocados por la crisis.

Fotografía de Karen Uppal en Unsplash
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