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¿Es mejor alquilar una vivienda amueblada?

Thu Oct 10 13:07:10 CEST 2019

Cuando se está de paso o de forma temporal, un piso ya con muebles evita gastos innecesarios y mudanzas voluminosas

A la hora de alquilar una vivienda, existen decisiones prioritarias y otras complementarias. En primer lugar se encuentran cuestiones como el precio que se está dispuesto a pagar, la tipología de piso que se necesita (tamaño, número de habitaciones…) y la ubicación. Una vez acotada la búsqueda en base a estos parámetros, se pueden plantear otras cuestiones que pueden decantar la balanza hacia un lado u otro. Una de ellas es una pregunta que afecta tanto a un nivel económico como de comodidad y confort: ¿Es mejor alquilar una vivienda que esté amueblada o mejor decorar desde cero?

Para responder a esta pregunta, primero hay que plantearse otra: ¿Cuáles son mis perspectivas de vida en esta casa? Evidentemente, si uno está de paso, en una situación provisional a nivel personal o profesional o piensa que no estará mucho más de un año en ese lugar, es mejor una vivienda amueblada, que evite gastos innecesarios y mudanzas demasiado voluminosas. Además, el hecho de que un piso esté o no amueblado no es un factor determinante en la renta en la actualidad, ya que influyen aspectos mucho más poderosos como la zona donde se encuentra, los metros cuadrados o la edad de la vivienda (o el tiempo que ha pasado desde la última reforma).

Si, en cambio, el alquiler de esa casa responde a un objetivo vital a largo plazo, es más recomendable decorar y amueblar uno mismo la casa. Y más ahora que el tiempo máximo del contrato de renta vuelve a ser de cinco años, y no de tres. Sobre todo por un motivo intangible básico: sentirse a gusto. Algo que repercutirá en la calidad de vida e incluso en el humor, y hará mucho más fácil la convivencia diaria con el resto de miembros de la familia (e incluso si se vive solo). Obviamente, una cosa es lo que uno puede tener en mente a nivel decorativo y otro lo que puede asumir económicamente.

Por eso, siempre hay que ser realistas y ajustar el gasto a la situación financiera propia, si bien actualmente existe una amplia variedad de tiendas de mobiliario físicas y ‘on line’, para todo tipo de presupuestos. Y es que a partir de los 2.000 euros ya se puede conseguir los elementos básicos y con el paso del tiempo ir añadiendo otros. Asimismo, se pueden combinar muebles nuevos con otros de segunda mano o customizados (hay infinidad de tutoriales en la red), o siempre existe la posibilidad de pagar a plazos, aunque en este caso se recomienda estudiar bien las condiciones.

 

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Interiorismo emocional

En todo caso, decorar una casa al gusto, adaptada a la propia personalidad y aplicando toda una serie de criterios pensados para conseguir más bienestar –físico y emocional–, vale la pena, tal y como remarca la interiorista barcelonesa Marta Arco. “Aunque sea poco a poco, creo que es mucho mejor decorar y amueblar tú mismo el piso, ya que así puedes dejar tu imprenta, un reflejo de tu alma, para "conseguir esa sensación que todos buscamos al cruzar la puerta: sentirse en casa”, explica Arco, que se ha especializado en el concepto de interiorismo emocional. Es decir, aquel que considera que cualquier espacio físico influye sobre las emociones, siendo capaz de generar tensión e incomodidad, o bien generar sensaciones positivas y relajantes.

Esto último es lo que debería buscar cualquier proyecto de interiorismo, por pequeño que sea. “Lo primero que se debe tener en cuenta es el espacio disponible –y adaptarse a él–, la cantidad de luz natural, los gustos, las necesidades y la funcionalidad, que al final debe primar sobre la estética”, resume Arco. En el caso de los pisos de alquiler, además, se pueden buscar toda una serie de alternativas que reduzcan el precio o permitan reaprovechar los muebles en el caso de traslado: “Está claro que si la vivienda es de propiedad se pueden llevar a cabo intervenciones más a largo plazo, como encargar un mobiliario a medida, pero para el alquiler se pueden utilizar muebles más polivalentes, optar por vinilos en vez de parquet o pinturas especiales para cerámica para dar un nuevo aire a baños y cocinas”.

Aprovechar el espacio

Otra cosa a tener en cuenta es que en las grandes ciudades, y con los precios al alza, los pisos para alquilar tienden a ser cada vez más pequeños para abaratar la renta, surgidos muchas veces de divisiones de viviendas antiguas o del aprovechamiento de espacios que antes no estaban destinados a ser un hogar (pero que han sido habilitados para ello, cumpliendo con todas las normativas). En este caso, puede que sí convenga que ya esté amueblado, porque es posible que se necesiten muebles que vayan más allá de las medidas o funcionalidades estándar para adaptarse al espacio disponible sin perder comodidad.

Reformar el piso

Pero antes de la pregunta de si alquilar un piso amueblado o no, puede surgir otra: ¿Es una buena idea escoger un piso que necesita una reforma? La parte buena sería la oportunidad de hacerse un hogar aún más a medida, pero esto debe repercutir en una rebaja en el precio que compense al inquilino. Por lo que, si se da un caso así, es aconsejable negociar.

Por otro lado, también hay muchos propietarios que se hacen esta pregunta a la inversa. Los expertos aseguran que una rehabilitación adecuada permite alquilar la vivienda en menos tiempo e incrementar el precio del alquiler hasta en un 30%. Todo depende, eso sí, de si la zona y el ‘target’ de los inquilinos se corresponde con el precio que se quiere pedir. Aunque, por descontado, si se quiere alquilar un piso, este debe cumplir con todos los requisitos de seguridad, higiene y dignidad.

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