La constancia es una de las claves para alcanzar las metas más lejanas y, aplicada a la economía doméstica, genera beneficios a veces inesperados. Por apenas un euro al día es posible conseguir un buen colchón monetario en un plazo razonable. Aquí van algunas claves para conseguirlo:
El desayuno fuera de casa es el mejor momento del día para algunas personas. No es necesario privarse, pero puede ser buena idea prescindir de alguno de los cafés que se consume a diario casi de forma automática. Las máquinas de vending de las oficinas y de algunos establecimientos juegan en contra de este pequeño ahorro inadvertido.
Descubrir y esquivar la compra compulsiva de éste y otros aperitivos tiene premio y trabajo se nota en el bolsillo, además de en la salud, pues en la mayoría de las ocasiones, se come sin realmente tener necesidad de hacerlo. Puede ser tan sencillo como llevarse un termo de café o té al o tener siempre a mano una bolsita de frutos secos o frutas si el cuerpo pide picar entre horas.
Uno de los trucos más utilizados tradicionalmente era el de vaciar los bolsillo al llegar a casa y almacenar las monedas directamente en la hucha. Una versión más evolucionada, más divertida y cruzada con el azar, es la de almacenar un tipo de moneda concreto. Por ejemplo, cada moneda de dos euros que caiga en tus manos, métela en otro compartimento distinto y con un destino final: la hucha. Aquí la voluntad no participa, es la suerte, más bien, la que determina el nivel de ahorro.
Una medida similar, aunque algo más predefinida, es la del cambio de efectivo. Sólo hay que escoger el tamaño de los billetes al sacar dinero en el cajero, y el importe que irá a la hucha al cambiar cada uno de ellos. Por ejemplo, sacar sólo billetes de veinte y reservar un euro de cada uno reporta un ahorro considerable en un plazo medio de tiempo.
El transporte público y el coche compartido son alternativas interesantes al vehículo privado individual para algunos desplazamientos en la ciudad, y también para viajes. Dejar el coche en casa un día a la semana y cambiarlo por el autobús, el tren o el metro puede suponer un buen ahorro en determinados proyectos. Además, es un regalo de tiempo para la lectura (atención a estos libros que te recomendamos si quieres ahorrar de verdad), para contemplar el paisaje, o simplemente, relajarse.
El agua es un bien preciado, pero España disfruta de un producto de calidad directamente desde el grifo. Apostar por un buen temo o botella isotérmica contribuirá con la reducción de consumo de plásticos, que tanta falta le hace al planeta, y servirá para ahorrarr todos esos euros gastados en botellas de agua mineral que muchas veces ni siquiera se consumen totalmente.
Cuidado con la energía del hogar. Cuántas veces encendemos la luz cuando en realidad bastaría con abrir un poco más las persianas o dejamos el agua del grifo correr mientras nos entretenemos haciendo otras cosas. Fijarse en estos gestos y cambiarlos no sólo es algo que favorece el medioambiente, sino que, además, puede hacer que la factura de la luz, el gas y el agua sean más asequibles a fin de mes.
Tarjetas de cliente. Cada vez son más los establecimientos que ofrecen a sus clientes tarjetas de fidelización. Los descuentos que pueden conseguirse a través de ellas siempre irán a favor de la cuenta de ahorro.
Hay muchos pequeños gestos que ayudan a ahorrar sin hacer grandes esfuerzos, sin desatender necesidades y sin privarse, siquiera, de ningún deseo fuera de lo común. El éxito está en la perseverancia.