Los efectos derivados de la pandemia de la COVID-19 han situado a las pymes y a los autónomos en el punto de mira del progreso económico y la innovación tecnológica dada su necesaria implicación en el proceso de transformación digital. No obstante, el Consejo Económico y Social de España (CES) avanza en su informe `La digitalización de la economía 2021´ que el escaso uso que las pymes y los autónomos hacen de las tecnologías más disruptivas y evolutivas puede afectar a su posición competitiva y, en consecuencia, a la oportunidad de crecimiento económico y de creación de empleo a medio y largo plazo. En este sentido, la digitalización de las empresas y de los autónomos es clave para evitar que una parte del tejido empresarial se descuelgue de la transformación digital de la economía.
Por todo ello, el CES cree necesario que la digitalización de las pymes constituya una prioridad máxima de la política económica. Y aquí es fundamental la centralidad que adquiere en la estrategia España Digital 2025 y la aplicación de las medidas contempladas en el Plan de Digitalización de Pymes 2021- 2025, entre otras, la apuesta por la creación de agrupaciones empresariales innovadoras, los Digital Innovation Hubs y las oficinas de transformación digital del programa Acelera Pyme.
Retos y oportunidades del sector empresarial
Entre los retos y las oportunidades a los que se enfrenta el sector empresarial para avanzar con el mismo paso equilibrado, competitivo y sostenible que el resto de los sectores económicos destaca la adopción y la aplicación de las nuevas tecnologías digitales: el internet de las cosas (IoT), el blockchain, la realidad virtual y la realidad ampliada, la inteligencia artificial, el big data, la impresión en 3D… Y es que, si bien desde el anterior informe del CES de 2017, un porcentaje importante de microempresas usan en mayor medida la firma electrónica y se han relacionado digitalmente con las Administraciones Públicas, no han salvado todavía algunos escollos, como el establecimiento de sistemas de facturación electrónica y el uso de las tecnologías más avanzadas, que sigue siendo completamente marginal.
Según el Eurobarómetro de la Comisión Europea, un 42% de las pymes españolas cree que una de las principales barreras para su digitalización es la incertidumbre sobre futuras normas digitales, seguida, en un 40%, de los obstáculos normativos vigentes.
“De ahí la importancia de contar con un marco normativo estable y armonizado, que aporte seguridad jurídica, y que permita a las empresas, en general, y a las pymes de forma particular, una planificación estratégica adecuada a medio y largo plazo”, señala el informe del CES.
También la falta de recursos financieros, humanos y de tiempo y las escasas habilidades digitales limitan el avance deseado de las empresas. “En efecto, la dimensión empresarial parece determinante a la hora de contar con especialistas en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las plantillas; de hecho, solamente un 2,5% de las microempresas cuenta con personal especializado en este ámbito, frente al 13% de las pequeñas empresas, el 39,5% de las medianas o el 67,7% de las grandes”, destaca el citado documento.
La resistencia al cambio es otra de las razones por las que el tejido empresarial no termina de digitalizarse. Un 23% de las pymes afirma que no necesita implementar tecnologías digitales en sus negocios.
Con todo, el CES precisa que existen pymes con un elevado grado de digitalización, siendo esta su principal baza competitiva. Y pone como ejemplo a las startups españolas, que desde su concepción como pymes han incorporado las tecnologías digitales en su ADN y en sus modelos de negocio.
Asimismo, la irrupción de la pandemia y la derivada consolidación del teletrabajo han servido de estímulo para la digitalización de muchas pymes. De acuerdo con los resultados del Módulo de Opinión sobre el Impacto de la COVID-19 del Indicador de Confianza Empresarial (ICE) del Instituto Nacional de Estadística (INE), casi el 50% de las empresas recurrió al teletrabajo, frente al 15% que lo hacía antes del estallido de la crisis sanitaria. Sin embargo, este porcentaje ha sido diferente en función del tamaño de la empresa: un 22,4% de las microempresas fomentaron el trabajo en remoto, frente a más del 75% de las grandes compañías.
La transformación digital, una prioridad del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia
Una de las 20 inversiones que ha incluido el Gobierno en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) presentado a Bruselas para la recepción del Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como Next Generation EU, es el Plan de Digitalización de Pymes. Este último está dotado con más de 4.060 millones de euros.
Para el CES se trata de una oportunidad única para llevar a cabo las inversiones y las reformas que mejoren la capacidad empresarial de crear empleo de una manera sostenible. En este sentido, este órgano considera que el Plan debe recoger actuaciones orientadas a impulsar una mayor participación de las pymes y los autónomos, tanto como beneficiarios directos, como garantizando su implicación en el proceso de digitalización.
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El informe hace hincapié en la doble necesidad de mejorar el grado de digitalización global y de superar las brechas digitales (laboral, territorial, social y empresarial) que, en parte, explican el impacto desigual de la crisis de la COVID-19.
Si bien la crisis de la COVID-19 ha acelerado algunos procesos, como el teletrabajo, también ha ampliado las distintas brechas que ya eran visibles en el tejido empresarial. “La irrupción de la pandemia ha arrojado luz sobre la importancia que tiene la digitalización de las pymes en España, las cuales se han enfrentado a esta situación desde una posición de inferioridad en cuanto a dotación y a capacitación digital”, señala el informe.
“Todo apunta a que las empresas y los sectores con una mayor digitalización de su actividad pudieron reaccionar rápidamente ante la nueva situación, impulsando aún más sus relaciones telemáticas con proveedores, clientes o con la Administración”, continúa el documento, que hace hincapié en la capacidad de estas compañías para trasladar sus oficinas a los hogares de sus empleados y mitigar así el impacto de la crisis sobre su actividad y su empleo.
La identificación de las debilidades y las limitaciones en el ámbito de la digitalización empresarial obliga a concentrar el esfuerzo inversor en este área, que se ha convertido en un vector importante del PRTR.
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