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El factor clave de los expertos para invertir bien: volatilidad

Thu Jul 02 14:14:16 CEST 2020

Con una oscilación del precio de los activos muy frecuente y acentuada a raíz de la crisis de la COVID-19, el largo plazo y la diversificación son las soluciones para reducir la incertidumbre

En tiempos de incertidumbre, la oscilación brusca y frecuente del precio de los activos –o volatilidad– se convierte en un elemento clave a tener en cuenta por cualquier inversor. La inestabilidad provocada por la crisis de la COVID-19 ha causado caídas en picado en los principales mercados mundiales, fuertes recuperaciones y una vuelta a los descensos.

De forma más técnica, volatilidad, del latín volatilis (que puede volar, líquido que se transforma en vapor), se define como “la dispersión de los valores máximos y mínimos con respecto a la media de la cotización”, afirma Javier Niederleytner, profesor del máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB. Por lo tanto, la volatilidad mide la amplitud de los movimientos de los precios y “ayuda a diferenciar un activo financiero estable, con valores cercanos a la media, de uno que no lo es”, añade Federico Servetto, director de Estrategia de Clientes de Banco Sabadell.

El impacto de las buenas y malas noticias

“Un posible rebrote del coronavirus, el anuncio de una posible vacuna o el retraso de una medicación, y la publicación de indicadores económicos afectados por la pandemia son solo algunos de los muchos factores que pueden aumentar la volatilidad y su consiguiente efecto positivo o negativo en los precios de los activos”, enumera Servetto.

Paula Mercado, directora de análisis del proveedor de datos sobre inversión Vdos, explica cómo la volatilidad ha afectado a los fondos de inversión, con rentabilidades muy variables. “En marzo retrocedieron notablemente. Pero el rally de abril les hizo recuperarse en parte y desde entonces oscilan en su cotización al mismo ritmo del mercado: unos días pesimistas, otros optimistas. Aún tratan de recuperar el mismo nivel de antes de la crisis”.

¿Hay realmente mucha volatilidad en los mercados?

Sí, los niveles son históricamente altos. Lo confirman los índices vinculados a la volatilidad, denominados del miedo porque experimentan subidas fuertes si existe ese sentimiento entre los inversores. Cuando los índices del miedo están altos, los mercados suelen bajar, y viceversa. Lo que no se sabe es cuándo lo hacen exactamente.

El índice Vibex mide el nivel de riesgo vinculado a los valores del Ibex-35 y ha registrado últimamente rangos históricos. La volatilidad llevaba tres años en niveles muy bajos, entre 10 y 20, una racha que se ha roto con la crisis presente. El Vibex ha marcado en el punto álgido de la pandemia, en marzo, cifras máximas de casi 80 puntos, una cifra nunca vista salvo en el inicio de la pasada crisis financiera (2008).

El Vibex se encuentra en torno al 30, pero “es de esperar que en los próximos meses se mueva otra vez en un rango amplio de 15 a 40”, augura Enrique Castellanos, director del Instituto BME, el centro de formación de la Bolsa. Y habla de meses, porque tal y cómo recuerda el experto de Banco Sabadell, si se observa el índice de volatilidad del mercado de opciones de Chicago (Vix), después de un fuerte repunte se tardan 175 días de promedio en volver a los valores anteriores. “Y ya llevamos cerca de la mitad de este proceso de normalización”, apunta el experto.

¿Qué hacer en estos momentos?

Realizar una inversión exige un análisis previo de necesidades y objetivos, tanto en el medio como en el largo plazo, y más en momentos de elevada incertidumbre. Según Servetto, de Banco Sabadell, es importante tener en cuenta estas premisas:

  • Diversificar ayuda a disminuir el riesgo. Es conveniente invertir en carteras con múltiples tipos de activos para minimizar los movimientos del mercado.
  • Ser constante. Realizar aportaciones periódicas permite tomar posición en cada momento del ciclo económico.
  • Ser paciente y mantener las posiciones es clave. Evitar dejarse llevar por las emociones y entrar y salir de las inversiones de forma impulsiva. Se pueden perder los mejores días, que suelen ocurrir en períodos de alta volatilidad.

Castellanos, director del Instituto BME, apunta que no se trata de evitar la volatilidad sino de gestionarla adecuadamente. “La volatilidad es riesgo. Cuanta más haya, podemos perder más, pero también ganar más. Si la eliminamos, no perderemos, pero tampoco ganaremos. Se trata de adecuarla a nuestro perfil de inversión, objetivos y horizonte temporal”. Y añade: “Cuanto más largo sea el horizonte temporal, más tolerantes debemos ser con ella”.

Servetto, con una opinión parecida, resalta la importancia de mantener la calma. “En el largo plazo la alta volatilidad desaparece”. Ya lo advirtió el economista de la primera mitad del siglo XX Benjamin Graham, al señalar que “el mercado es esquizofrénico en el corto plazo, pero recupera su cordura en el largo plazo”.

CUÁLES SON LOS ACTIVOS MÁS Y MENOS ESTABLES

La renta variable se considera más inestable que los bonos. "Las acciones de compañías cotizadas en bolsa son las más volátiles por definición", asegura Paula Mercado, directora de análisis del proveedor de datos sobre inversión Vdos. “Su cotización varía en la sesión bursátil como consecuencia de noticias puntuales sobre la compañía o sobre su sector, o bien por algún factor de índole regulatorio que afecte a la actividad de la empresa”, argumenta.

La cotización de los activos de renta fija (letras del Tesoro, pagarés o bonos) varía diariamente, pero “su mayor beneficio se espera obtener a partir de los cupones periódicos que pagan a sus inversores, por lo que las variaciones de sus precios son moderadas comparadas con las de las acciones”, añade Mercado.

En cuanto a los índices bursátiles, constituidos por cestas de acciones, son más estables que las acciones individuales. “Es el efecto de la correlación. Cuantos más activos tengamos en cartera más baja será la volatilidad. Si hemos mezclado distintos grupos de activos (bonos, acciones…) todavía bajará más”, explica el experto del Instituto BME. Ese es el efecto que busca cierto tipo de fondos de inversión, que copian en sus carteras las composiciones de los principales selectivos mundiales.

Javier Niederleytner, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB, cree que no hay activos por definición más o menos estables, “es el mercado y su contexto el que los hace volátiles. Por ejemplo, el caso de las farmacéuticas, que se mueven mucho en función de noticias de avances o no en el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19”.

Fotografía de Markus Winkler en Unsplash
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