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El empresario defiende su rol de generador de bienestar

Mon Jul 13 09:08:35 CEST 2020

El tejido productivo es una pieza clave para acelerar la recuperación de la economía española, pero precisa de algunos estímulos por parte del Estado para asegurar su sostenibilidad y afianzar aún más su compromiso social.

Más de 130 líderes empresariales y la práctica totalidad de los sectores productivos. Durante diez días, la CEOE celebró una cumbre para analizar la situación creada por la COVID-19 y proponer medidas para reactivar la actividad y asentar las bases de cara al futuro. La economía española, que creció un 1,8% interanual en el cuarto trimestre de 2019 cosechando un promedio en el ejercicio cercano al 2%, afronta una fase de recuperación exigente, tras la caída de la actividad del 4,7% trimestral entre enero y marzo, según confirmó recientemente el Banco de España. Para el segundo trimestre, este organismo estima que el PIB podría caer entre el 16% y el 21,8%, con una tasa de paro que rondará el 20%. La recuperación de la actividad comercial aún muestra un ritmo lento, con un crecimiento de apenas el 7% en las últimas cuatro semanas respecto al mes de mayo, según los datos de Pulso, la herramienta de Banco Sabadell que, a partir de las interacciones con Terminales de Punto de Venta (TPV) del banco, permite analizar en tiempo real la evolución económica. 

Más allá de estos datos, a lo largo de las distintas exposiciones que tuvieron lugar en la CEOE, los empresarios dejaron claro que, a pesar de la recesión y del escenario lleno de incertidumbres, están poniendo todo de su parte para lograr que la segunda parte del año se produzca un efecto rebote positivo, que se verá condicionado por las posibles restricciones de movimientos y el distanciamiento social. A esto, se le une la potencial amenaza de rebrote en el número de contagios, lo que, a su juicio, supondría un nuevo frenazo al comercio y a la libre circulación de personas y mercancías.

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Transformación digital y criterios ESG

En este sentido, los distintos expertos afirmaron que los efectos de la crisis no se dejarán sentir por igual en todos los sectores, pero que, en cualquier caso, todos ellos necesitarán, en mayor o menor grado, medidas fiscales y monetarias, tanto a nivel nacional como promovidas desde Bruselas, para mantener su capital organizativo, salvaguardar los puestos de trabajo y recuperar los niveles de actividad mínimos con los que garantizar la sostenibilidad de las cuentas. Por ello, una de las cuestiones más repetidas fue la de pedir a los poderes públicos la implementación de reformas que apuesten por el incremento de la capacidad de crecimiento de la economía española en su conjunto, aseguren la sostenibilidad de la deuda pública y reduzcan el desempleo estructural.

El empresario, en un momento como el actual, demanda certidumbres para intentar navegar con las mayores probabilidades de éxito en estos entornos desconocidos, llenos de volatilidad y de interrogantes, y necesita tener el mayor número de elementos posibles en su mano para conocer hacia dónde puede encaminar sus estrategias de innovación, financiación e inversión. En esta línea, por ejemplo, distintos directivos afirmaron en la CEOE que tienen muy presente la obligación de realizar una mayor apuesta en dos ámbitos muy precisos –la transformación digital y la sostenibilidad medioambiental bajo criterios ESG-, pero que les resulta muy complicado destinar importantes sumas de dinero para acometer estos retos sin estar medianamente convencidos del tiempo en el que la demanda de los consumidores recuperará los niveles previos a la crisis.

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Desafíos a corto y medio plazo

Entre los retos inminentes, los empresarios destacaron algunos como el diseño de un plan fiscal integral, que facilite la gestión del capital circulante en manos de las entidades, en un momento en el que resulta más preciso que nunca para mantener un correcto funcionamiento de, por ejemplo, los periodos medios de cobros y pagos. Precisamente, para asegurar niveles sostenibles de liquidez, algunos de estos expertos solicitaron una revisión de los 100.000 millones de euros en préstamos garantizados por parte del Gobierno, ya que puede que se necesiten más a lo largo de la fase de recuperación.

En esta línea, otra de las solicitudes más repetidas fue la de que, dentro de un orden, el propio Estado pueda plantearse entrar en el capital de algunas empresas que han sido especialmente golpeadas por los efectos de la crisis, por medio de préstamos participativos. Por otro lado, se reclaman mayor flexibilización en el mercado laboral, de cara a ofrecer a los trabajadores posibles soluciones que eviten el incremento de despidos y, posiblemente, realizando una apuesta desde el ámbito público y la universidad por ofrecer una formación en nuevas tecnologías acorde a los perfiles profesionales que están demandando las empresas, y de los que, paradójicamente, apenas existe oferta en España.

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Responsabilidad social

A pesar de esta coyuntura inédita, la inmensa mayoría de los empresarios siguen resaltando el compromiso social de las entidades a las que representan. Por un lado, subrayando que, con independencia de su situación financiera, están acometiendo reformas para garantizar entornos de trabajo seguros e higiénicos, que impidan la propagación del virus y cumplan con los criterios fijados por la ley. En paralelo, tienen del mismo modo muy presente que, en estos tiempos de crisis, es donde su rol como agentes sociales debe ser más visible para ayudar a corregir posibles desigualdades que han surgido como consecuencia del crecimiento del desempleo. Como posible solución, algunos de ellos abogaron durante la cumbre de la CEOE por utilizar algunas de las innovaciones que ya permite la tecnología, como la Inteligencia Artificial o el Big Data, para identificar nuevos perfiles y talento y, de paso, desarrollar nuevas profesiones que están en una fase incipiente en España, como la de ingeniero de procesos o la de minero de datos.

Hacia un relanzamiento económico

La preservación del tejido productivo y el impulso a las empresas viables son dos de las ideas que la mayoría de los expertos sobre la economía tienen muy presentes como ejes para la próxima recuperación. Algunos de ellos, gracias a la alianza entre el Instituto de la Empresa Familiar y el IESE, han podido referenciar sus propuestas en el estudio ‘El impulso del empleo y el relanzamiento de la empresa: algunas reflexiones para la acción’, entre las que cabe destacar el impulso de la formación para el empleo, orientada en la mejora de la productividad y la digitalización; buscar y poner en marcha nuevos mecanismos de ayuda para la mejora de la liquidez en las empresas que se comprometan a mantener el empleo; la adaptación de los puestos de trabajo a la nueva realidad, con soluciones más ágiles y flexibles; el fomento del impulso emprendedor con la inyección directa de capital de forma temporal; o la creación de un grupo de trabajo que represente al ámbito empresarial y social para el diseño de medidas de estímulo económico que luego pudieran ser presentadas al Gobierno y al Congreso de los diputados.

Fotografía de Taylor Nicole en Unsplash
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