España cuenta con algunas de las bases europeas predilectas por las startups para iniciar y desarrollar su actividad. Así lo corrobora la encuesta ‘The power of the ecosystem’, elaborada desde hace un lustro por Startup Heatmap Europe en base a las respuestas de más de 1.300 profesionales. Solo Berlín y Londres han logrado superar a Barcelona entre las preferencias de los participantes, que han destacado, de nuevo, el importante polo de atracción que supone la urbe española dentro del sector tecnológico. “España destaca por ser el único país en Europa que tiene dos hubs [Barcelona y Madrid] muy bien posicionados en los rankings mundiales de ecosistemas startups”, señala Yolanda Pérez, directora de BStartup de Banco Sabadell.
Barcelona y Madrid representan dos hubs muy diferentes que responden, en parte, a la idiosincrasia de cada ciudad. “Parece que Madrid destaca más en actividades fintech, insurtech, etc., mientras que Barcelona tiene el foco puesto en el sector del e-commerce, el del biotech…”, explica Pérez. Pero, además, destacan otras localizaciones, aunque más pequeñas, como Valencia o Bilbao. En el caso de Valencia, por ejemplo, “la ciudad ha hecho una labor importantísima en los últimos años para atraer startups e inversión”, destaca la directora de BStartup de Banco Sabadell, cuya sede se encuentra en la capital levantina.
No obstante, “estas ciudades más pequeñas se enfrentan al reto de crear un ecosistema tecnológico y emprendedor en lugares de menor peso específico que los grandes hubs europeos”, señala Hugo Fernández-Mardomingo, socio y codirector general de All Iron Ventures, que tiene su sede precisamente en Bilbao. En estas localizaciones se deben llevar a cabo procesos en los que confluyan varios factores: “Una o varias historias de éxito que ejerzan de ejemplo y ‘tractor’ para el lanzamiento de nuevos proyectos, la apuesta de los inversores por la tecnología, el apoyo institucional, (a través de incentivos fiscales a la inversión, el apoyo y la financiación a emprendedores y un entorno regulatorio favorable) o la apuesta por el desarrollo de talento (en el que juegan un papel muy importante las universidades) y el apoyo del tejido industrial”, explica Fernández-Mardomingo.
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Ecosistema innovador
En los últimos años, Barcelona ha impulsado algunos de los principales eventos tecnológicos internacionales, como el Mobile World Congress, el 4YFN o el Smart City Expo World Congress. Además, ha jugado un papel fundamental el crecimiento del distrito 22@, que, en apenas dos décadas, ha permitido transformar 200 hectáreas de suelo industrial en uno de los entornos más modernos y dinámicos del mundo para la innovación, en el que operan más de 1.500 empresas de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), entre ellas, algunas multinacionales como Amazon, Cisco Systems, T-Systems o Aenor.
Desde el ámbito público, cabe destacar iniciativas recientes como la IT Academy de Barcelona Activa, que va a formar a 3.000 programadores, o la alianza público- privada Barcelona Digital Talent con la Fundación Barcelona Mobile World Capital para impulsar el talento tecnológico.
También ha sido muy destacable el rol que está desempeñando Barcelona Tech City, la asociación que aglutina al emprendimiento de la capital catalana. Impulsada principalmente por su presidente, Miguel Vicente (que también es presidente del fondo Antai Venture Builder y cofundador de Wallapop), la entidad lleva desde 2013 apostando por el ecosistema digital y tecnológico de la ciudad condal, posicionándola como uno de los principales hubs a nivel mundial. Entre los retos clave que se han fijado los emprendedores que conforman la asociación destacan los de la atracción de inversión extranjera a las startups locales, la mejora de la competitividad de las empresas o la potenciación del talento a través de ecosistemas colaborativos.
Los resultados de toda esta apuesta por la innovación se han traducido en un crecimiento muy relevante de la financiación a los proyectos tecnológicos. Tanto que, incluso, hace unos años la ciudad condal logró su primer unicornio, es decir, la primera empresa con un valor superior a los 1.000 millones de euros, que no fue otra que la firma especializada en reparto a domicilio Glovo. Según Dealroom, entre 2015 y 2019, las startups con base en Barcelona lograron levantar más de 2.700 millones de euros en inversiones. Una cifra que, aunque no tiene parangón en España (la segunda, Madrid, se mantiene en el entorno de los 1.500 millones), está a años luz de lo que ocurre en otras grandes urbes europeas. Sin ir más lejos, en ese mismo periodo, las empresas tecnológicas de Londres lograron captar casi 50.000 millones de euros, mientras que Berlín superó la barrera de los 11.000 millones.
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Retos del ecosistema emprendedor europeo
“El desarrollo del ecosistema de las startups a nivel español y europeo en los últimos años ha sido enorme y este es un proceso que no tiene visos de parar”, destaca Fernández-Mardomingo.
Según el citado informe, Berlín sigue siendo la ciudad europea favorita para poner en marcha una startup, recibiendo votos de emprendedores de 29 países. En segunda posición está Londres, que comienza a sentir negativamente las consecuencias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Ámsterdam, empatando con Barcelona, y Múnich completan el quinteto líder, desplazando a París, una de las urbes que siempre habían ocupado posiciones de privilegio, hasta la séptima plaza, justo por detrás de Lisboa.
En este contexto, hay algunos sectores que han desarrollado importantes innovaciones en los últimos años, “como, por ejemplo, el de la alimentación (foodtech), el de la salud, el de la educación (edtech) o el del software B2B, entre otros”, afirma el codirector general de All Iron Ventures. Además, destaca que “la pandemia ha supuesto que en un año se haya avanzado en la adopción de una serie de hábitos en lo que se refiere al uso de la tecnología, que en otras circunstancias habría llevado años conseguir, como, por ejemplo, en el ámbito del comercio online. Estos avances son imparables y están aquí para quedarse”.
En este mismo sentido se pronuncia la directora de BStartup de Banco Sabadell, que destaca que “en el último año, hemos podido comprobar que el sector tecnológico, además de cobrar gran relevancia, es el único sector que ha creado empleo”.
Dentro del informe se señalan, sin embargo, algunos retos que debe afrontar el ecosistema innovador europeo para ser más competitivo y eficiente a nivel internacional en los próximos años. Entre ellos, destacan el acceso a la financiación (que, sin ser complicado, sí que es más ágil en otras regiones del planeta) y una mayor colaboración entre el ámbito público y el tejido productivo para favorecer el desarrollo y el crecimiento de las nuevas empresas. Además, se subraya que existe una elevada incertidumbre en relación a cómo evolucionará Londres, el gran polo de financiación de startups en los últimos años, tras la materialización del Brexit.
Junto a estos desafíos, se indican otros, como el incremento en la discriminación hacia las mujeres (que supuso casi 3.000 millones de euros en 2020), la pérdida de internacionalización de las startups europeas o que muchos países emergentes están siendo capaces de atraer a emprendedores en detrimento del Viejo Continente, lo que subraya la necesidad de Europa de hacerse más atractiva a ojos de las futuras nuevas startups.
La recuperación de la crisis económica y social derivada de la COVID-19 traerá consigo un conjunto de iniciativas que están llamadas a transformar el panorama empresarial de Europa, como el Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como Next Generation EU. “En el ecosistema startup tenemos la gran oportunidad de transformar el tejido productivo en aras de la digitalización y la transición ecológica”, subraya Pérez, que añade que “hay que poner el foco en aprovechar la oportunidad enorme que se nos presenta”.