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El capital riesgo crece en Europa: retos para el inversor

Tue Nov 24 11:01:33 CET 2020

A pesar del parón vivido en el primer semestre del año por la COVID-19, tanto el Venture Capital como el Private Equity tienen recorrido en España. Se trata de inversiones que requieren un determinado grado de conocimiento por el riesgo que implican, por lo que se recomienda acudir al asesoramiento de expertos antes de participar en ellas.

La actividad de los fondos de capital riesgo en España ha sido frenética en los últimos años. No obstante, la COVID-19 ha supuesto, al igual que en prácticamente todos los sectores, un freno importante en las cifras de este sector. “El coronavirus ha sacudido radicalmente el tablero de juego, convirtiendo este año en uno de los más difíciles que recordamos. Nos enfrentamos a un escenario con alta incertidumbre en el que prever las proyecciones financieras de las compañías es casi un ejercicio de ciencia ficción y en el que poner precio a los activos resulta tremendamente complejo”. Así de tajante fue Juan López del Alcázar, Socio responsable de Strategy and Transactions de EY, en la ‘Conferencia anual para gestoras de capital privado y sus inversores’ organizada por EY y la Asociación Española de Capital, Crecimiento e Inversión (ASCRI).

No cabe duda de que las pymes y las startups han experimentado en 2020 un fuerte cambio en sus perspectivas económicas, así como considerables limitaciones de efectivo a corto plazo derivadas del repentino cese de la actividad comercial. Sin embargo, la disponibilidad de financiación -incluida la procedente del capital riesgo privado- ha ayudado a las empresas a sortear el cierre de sus negocios y a superar el impacto inicial de la pandemia, según expone el informe ‘Capital Markets Union Key Performance Indicators’ elaborado por la Asociación de los Mercados Financieros en Europa (AFME, por sus siglas en inglés). 

Durante el primer semestre del año, los mercados privados de capital riesgo han seguido contribuyendo a la financiación de las pymes en Europa, acumulando un total de 14.300 millones de euros en inversiones procedentes de fondos de capital privado, Venture Capital, Business Angel Equity Crowdfunding, frente a los más de 573.000 millones de préstamos bancarios concedidos en el mismo periodo. El citado informe de AFME establece una relación directa entre estos volúmenes de financiación y las líneas de crédito puestas en marcha por los diferentes gobiernos de la Unión Europea (UE), las cuales se han canalizado a su vez a través de las entidades financieras. 

Con todo, para Aquilino Peña, presidente de ASCRI, “tanto el middle market como el Venture Capital, que han demostrado su gran dinamismo a pesar de la situación actual, demuestran que el Venture Capital y el Private Equity son parte de la solución y continuarán aportando capital y gestión al tejido industrial”.

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¿Cómo puede participar un inversor particular en este tipo de operaciones? 

Se trata de opciones de inversión tradicionalmente destinadas a grandes patrimonios y family offices que buscan obtener rentabilidades extra con operaciones que sustentan un notable nivel de riesgo. Los fondos de capital riesgo son vehículos gestionados por sociedades anónimas especializadas, que invierten sus propios recursos en la financiación temporal de pymes  o startups con un elevado componente de innovación, con el objetivo de vender su participación al cabo de unos años y obtener un determinado beneficio. 

En este marco, existen dos tipos de inversiones según la madurez y el tamaño. Por un lado, el Venture Capital invierte en fases más tempranas de la vida de la empresa, con un menor importe, y con mayor potencial de crecimiento, pero también con un mayor riesgo. Se trata de inversiones tempranas en ideas de negocio o startups cuyo servicio o producto aún está por lanzarse al mercado -también conocidas como capital semilla o seed capital-, o en startups que están en plena puesta en marcha -capital arranque o startup capital-. Por otro lado, a través del Private Equity se invierte en empresas más maduras, destinadas a financiar la expansión e internacionacionalización de la compañía. En este caso, el riesgo es algo más reducido, las cantidades aportadas suelen ser mayores, pero también se hace frente a mayores periodos de apalancamiento. 

Para acceder a este tipo de inversiones, el inversor particular tiene dos opciones: mediante la aportación directa de capital a la empresa en cuestión (sería la figura del business angel), o bien mediante la inversión indirecta a través de fondos de inversión de capital riesgo. En ambos casos, se trata de inversiones que requieren un cierto grado de conocimiento financiero, por lo que no están al alcance de cualquiera, y conllevan un riesgo que suele ser elevado. Por lo que se recomienda acudir al asesoramiento de un experto. 

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Ventajas y riesgos de los fondos de capital riesgo

Entre las ventajas que puede aportar este tipo de inversiones, se encuentra la posibilidad de generar rentabilidades mayores a largo plazo. Además, su rendimiento no está directamente vinculado con los tradicionales índices de renta variable, de renta fija ni con los intereses de otro tipo de productos. Asimismo, con esta modalidad, un inversor puede acceder a otro tipo de activos difícilmente disponibles.

Entre los principales riesgos, destaca la posible pérdida de potencial. En caso de que alguna de las empresas participadas de un fondo sufra una evolución negativa, se produciría una amortización parcial de sus participaciones y la consecuente pérdida parcial en la inversión del cliente final. Asimismo, hay que tener en cuenta que los fondos de capital riesgo son muy ilíquidos debido a su escasa negociabilidad. Otro de los posibles inconvenientes de este tipo de inversión es que las empresas en las que se realizan son compañías no cotizadas, por lo que no están sujetas a requisitos de información. 

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En esta línea, hay que tener en cuenta que las participaciones en fondos de Private Equity no cotizan en bolsa, por lo tanto, suelen ser inversiones ilíquidas y con un horizonte temporal a largo plazo. Otras de las particularidades de este tipo de inversión es la participación directa de los gestores del fondo en el consejo de administración de las empresas en cartera, lo que les da poder de decisión en las mismas. No obstante, como ya se ha citado, la participación de este tipo de fondos es temporal y se realiza con el objetivo de maximizar la inversión para luego efectuar una salida de las compañías participadas. Es decir, estos fondos tienen como objetivo compañías con un elevado potencial de crecimiento, para alcanzar el máximo beneficio en un periodo de tiempo que no sea muy prolongado. 

 

 

 

Fotografía de Micaela Parente en Unsplash
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