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Efectos psicológicos de la COVID-19 en los trabajadores

Thu May 14 08:51:58 CEST 2020

De una muestra de 600 españoles, un 33% ha sufrido de ansiedad generalizada y un 20% ha padecido una depresión que requería de tratamiento profesional durante el confinamiento

La incidencia de trastornos en la salud mental de los españoles ha ido creciendo en los últimos meses. Así lo ha reflejado una reciente fotografía fija extraída de un test elaborado desde principios del mes de abril por el catedrático de psicología de la UNED Miguel Ángel Vallejo. El estudio, realizado a partir de una muestra de 600 españoles, determina que, durante el confinamiento, el 33% ha sufrido ansiedad y un 20% un nivel de depresión que requería de tratamiento profesional.

Unos resultados preocupantes aunque, en absoluto, sorprendentes. Viendo la evolución de la crisis de la Covid-19 en España y la incertidumbre sanitaria y económica que ha desatado, la tendencia alcista de estos casos clínicos era previsible. Y lo era porque, “el mundo que conocíamos ha desaparecido, aparentemente, y esto nos ha hecho perder el control de nuestras vidas y sentirnos muy vulnerables e indefensos”, explica Patricia Planas, psicóloga clínica en PsiquiaTEK de Centro Médico Teknon, que ratifica los datos expuestos: “Los colegios de psicología pronostican que se van a doblar los casos de depresión y ansiedad y va a haber muchos otros de estrés postraumático”.

Preocupación por la salud, pero también por la economía

Una pérdida de control en la salud, pero también en la economía, a la que el ser humano no está acostumbrado y con la que se verá forzado a lidiar por la pandemia. De hecho, según la investigación del catedrático Miguel Ángel Vallejo, la sensación de amenaza derivada de asuntos económicos en las personas consultadas era casi igual que la que percibían por los asuntos médicos. Una preocupación justificada si vemos que las cifras en materia de economía indican una caída de la actividad comercial del 43% de los últimos 30 días respecto al mismo periodo de 2019, según Pulso, la herramienta de Banco Sabadell para conocer día a día la evolución del consumo y de la actividad comercial.

Datos como estos calan de manera profunda y, como señala Vallejo, mientras la crisis sanitaria se irá resolviendo poco a poco, lo más probable es que las presiones económicas y sociales se mantengan en el tiempo generando sensaciones tales como nerviosismo, inquietud, temor o pánico.

Del plano personal al profesional

Lo cierto es que una mala gestión de esas sensaciones puede acabar afectando al plano personal, pero también al profesional, alterando así la productividad laboral de los trabajadores. Algunas empresas, como Banco Sabadell, han puesto ya a disposición de sus empleados psicólogos para aprender a afrontar estos nuevos escenarios. “En Banco Sabadell, de la mano del equipo sanitario de ASPY, contamos con un protocolo de actuación para ayudar a causa del virus a nuestros empleados a gestionar el estrés emocional que puede provocar esta situación. El primer paso a seguir es el de realizar un cuestionario que ayudará a valorar el grado de estrés del trabajador o de la trabajadora y, entonces, a partir de los resultados, se realizará una llamada telefónica o videollamada para iniciar la atención psicológica”, explica Joan Lluch, director de Prevención de Riesgos Laborales de Banco Sabadell.

“Sin duda, los psicólogos vamos a jugar un papel muy importante, ayudando a las empresas a organizarse y dando apoyo psicológico a los trabajadores en caso de que lo necesiten”, puntualiza Patricia Planas que durante su carrera profesional ha estado directamente vinculada al ámbito de la empresa colaborando con el Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya y actualmente tratando desde la consulta en PsiquiaTEK a pacientes directivos de empresas privadas.

El rol del mentor

Bajo este paraguas de emergencia sanitaria y económica, tanto el sector privado como el público ha sentido la responsabilidad de favorecer el apoyo psicosocial en esta etapa sobre todo de la población más afectada o desprotegida. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS), por su lado, ha advertido que el impacto psicológico en las sociedades no debe ignorarse y debe atenderse con medidas imaginativas. Por lo que la propia OMS ha publicado unas directrices que servirán de guía sobre los aspectos de salud mental y el apoyo psicosocial en el contexto de la Covid-19.

“Aplicar la inteligencia emocional en las empresas, una buena comunicación transparente, honesta y personalizada y la motivación laboral”. Son los consejos de Esther Cid, psicóloga, experta en gestión de talento y mentoring digital y fundadora de Tipscool #EdTech, “para recuperar un estado emocional positivo”. Su especialización es el mentoring digital, la práctica destinada al desarrollo del potencial de las personas en base a la transferencia de conocimientos a través de la experiencia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el impacto psicológico en las sociedades no debe ignorarse y debe atenderse con medidas imaginativas

Por eso, las recomendaciones de la experta dirigidas a empresarios pivotan, en este caso, en la figura del mentor y mentora. Esa figura de alguien de referencia “que da apoyo a nivel emocional, empuja a conseguir los retos empresariales, guía y asesora”, tan necesaria en esta ‘nueva normalidad’. Una ‘nueva normalidad’ que ha cambiado por completo las reglas de juego: el teletrabajo se impulsa y extiende desde las empresas, las medidas de higiene y distanciamiento social se establecen en los puestos de trabajo físicos y se producen reducciones de jornada causadas por los ERTE. Ejemplos de estas nuevas reglas con las que no quedará más remedio que aprender a convivir en los próximos meses.

 

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El teletrabajo, ¿un arma de doble filo?

Sin ir más lejos, una muestra de lo que está sucediendo en la organización de las compañías es que el teletrabajo ya es una opción real para seis millones de trabajadores españoles. Son los datos que revelaba el Banco de España hace unos días en su artículo analítico ‘El teletrabajo en España’ y que confirmaban que esta modalidad se ha incrementado en un 80%. Pese a todos sus beneficios para la humanización del empleo, implementarlo de cualquier manera puede causar justo el efecto contrario.

Así lo advierte Patricia Planas que aclara: “El teletrabajo requiere de un espacio privativo para trabajar que solo se use para ello y de un tiempo normalmente fijo, en el que, aunque estemos en casa abandonemos cualquier otra actividad para centrarnos en el trabajo”. Y la realidad es que no todo el mundo dispone de esas condiciones. Entonces, la pregunta ahora es: ¿la implementación del teletrabajo supone un paso adelante o atrás? A lo que Planas responde: “La abrupta entrada del teletrabajo en nuestras vidas es un paso adelante porque nos ha permitido darnos cuenta que es posible, pero deberíamos mejorar las condiciones para que no se convierta en un paso atrás provocando estrés que puede acabar en aversión al teletrabajo.”

El dilema está servido. Y el peligro, también. Porque el estrés puede ser simplemente adaptativo, es decir, normal dentro de la situación cambiante pero también puede ser más grave cuando se acaba cronificando o complicando. Por eso, “todas estas patologías deben ser diagnosticadas y tratadas por un psicólogo o un psiquiatra”, indica Planas. En esta línea, la conclusión del estudio del catedrático Miguel Ángel Vallejo es simple: la crisis de la Covid-19 pasará tarde o temprano pero hay que tratar a tiempo sus efectos colaterales porque podrían permanecer durante más tiempo.

Los expertos coinciden en que el grado de afectación de la pandemia dependerá de las circunstancias personales de cada uno. Es decir, la vulnerabilidad no va a ser la misma para “una persona que haya perdido el trabajo, que para una que esté teletrabajando en óptimas condiciones, u otra que haya perdido a un ser querido o pasado por la Covid-19, o para aquellos que se han visto abocados a la indigencia sin ningún tipo de ingreso económico”, puntualiza Planas.

De ahí, que Esther Cid recuerde “la importancia de anticiparse, en la medida de lo posible, a esta evolución anímica y emocional para minimizar, subsanar y/o adaptarse a los factores externos y a sus consecuencias a corto, medio y largo plazo”. La fórmula mágica para ponerlo en práctica no existe. Sin embargo, tal como sugiere la experta, “sí podemos poner en marcha hoy herramientas como explorar nuevos hábitos y nuevos entornos laborales de teletrabajo efectivos, sabotear nuestros miedos con optimismo e iniciarnos en nuevas disciplinas como el mentoring”. Todo con el objetivo de gestionar este fuerte impacto emocional de la crisis de la Covid-19 en el futuro próximo.

Fotografía de Charles Deluvio y Tracy Adams en Unsplash
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