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Diccionario bursátil para saber cómo actúan los mercados

Fri Aug 07 12:25:25 CEST 2020

‘Blue chip', chicharro bursátil, ‘spread’ y ocho términos más imprescindibles para cualquier inversor

La jerga financiera no es fácil de entender. En algunos casos, hay términos complejos incluso para aquellas personas que llevan varios años en el mundo de la inversión. Estos son los conceptos bursátiles que, según los expertos, deberían conocer todos aquellos que quieren empezar a invertir en bolsa o que ya lo hacen y desean ir un paso más allá.

Análisis técnico y análisis fundamental

Los inversores han debatido tradicionalmente entre dos corrientes diferentes: hay quienes defienden el análisis técnico, es decir, el estudio del mercado a través del uso de gráficas, y hay quienes sostienen que es mejor analizar el valor intrínseco de cada acción revisando todas las variables que afectan a su valor, como por ejemplo, el balance de la empresa, sus ventas o sus beneficios, a través del análisis fundamental.

En el mundo de la inversión, siempre ha habido una cierta polarización en la opinión de los expertos con respecto a cada una de estas dos corrientes. Sin embargo, ambos análisis pueden ser complementarios. 

Blue chip’ y chicharro bursátil

El término blue chip es un concepto anglosajón que los inversores utilizan para referirse a empresas bien establecidas que tengan ingresos permanentes, con valores sin grandes fluctuaciones y que no presenten grandes necesidades financieras. Es decir, una blue chip es una empresa estable cuya inversión no comporta grandes riesgos

Un chicharro bursátil es todo lo contrario. Suele utilizarse para hacer referencia a activos con un nivel de capitalización bajo y con un riesgo más elevado. Sufren grandes oscilaciones en su cotización, por lo que son objeto de especulación y, además, son muy fáciles de manipular, pudiendo ser víctimas de rumores.

En España ha habido muchos ejemplos tanto de blue chip como de chicharros bursátiles. Iberdrola o Cellnex serían ejemplos de los primeros, ya que han tenido comportamientos fuertes muy por encima de la media de sus respectivos sectores y con alto capital negociado. “Con respecto a los chicharros, quizás escogería Dogness International Corp de Estados Unidos”, admite Ricardo González, autor del libro El código de Wall Street. “Es un valor poco líquido y que ha sido muy volátil en las últimas semanas”.

‘Pay out’

La traducción literal de pay out es algo así como “salida de efectivo”. Como su propio nombre indica, representa el porcentaje de los beneficios que una empresa dedica al pago de dividendos entre sus accionistas. Su importancia es capital para aquellos inversores que buscan convertir su patrimonio en rentas periódicas abonadas en forma de dividendos.

Sin embargo, muchos expertos suelen interpretarlo como un indicador poco relevante, ya que suele verse reflejado en el precio. 

‘Alpha’ y ‘beta’

Cuando se analiza un fondo de inversión, normalmente se suele prestar atención a dos variables: el alpha  y la beta. Estas dos variables representan los dos principales factores que explican la rentabilidad obtenida por un determinado gestor y si esta está por encima o por debajo del mercado. Así, el alpha representa el exceso de rentabilidad ajustada al riesgo generado por el gestor mientras que la beta mide la variabilidad de la rentabilidad del fondo comparada con la variabilidad de la rentabilidad del índice de referencia. 

González explica cómo funcionan ambas variables y en qué ámbitos suelen utilizarse. “La beta es un indicador utilizado para cuantificar la volatilidad o riesgo de un activo con respecto a la referencia. Para el rendimiento suele utilizarse más el alpha, cuyas lecturas por encima de cero indican un rendimiento superior a la referencia y por debajo, un rendimiento inferior a la misma”.

Para Aurelio Jiménez, economista y copywriter especializado en temas financieros y de inversión, el alpha es la variable que se suele tener más en cuenta. “Para activos bursátiles tiene sentido siempre que tengan suficiente histórico; aun así no debería ser el único indicador, sino también la naturaleza del activo y otros ratios financieros”.

Otros expertos también defienden que un inversor debe tener en cuenta ambos aspectos, tanto rentabilidad esperada como volatilidad esperada. De nada sirve buscar rentabilidades altas si el inversor no es capaz de soportar la alta volatilidad ligada a dicho objetivo de inversión. El binomio rentabilidad- riesgo siempre va ligado, por lo que para encontrar altas rentabilidades se deberá estar dispuesto a sufrir altas volatilidades y viceversa.

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Apalancamiento financiero

El apalancamiento financiero es una técnica de inversión a través de la cual se incrementa la rentabilidad potencial a costa de elevar el riesgo de una determinada operación. Normalmente se lleva a cabo de dos formas: tomando dinero prestado o a través de instrumentos derivados, como los futuros o las opciones, que exigen la integración de un pequeño volumen financiero para asumir posiciones de riesgo muy superiores.

En la mayoría de ocasiones, el apalancamiento financiero exige utilizar endeudamiento para financiar una determinada operación. Esto provoca que la rentabilidad pueda multiplicarse pero, al mismo tiempo, que la operación no salga bien y, por tanto, se tengan que asumir más pérdidas de las previstas.

‘Bid’, ‘ask’ y ‘spread’

A diferencia de lo que mucha gente piensa, en los mercados financieros existen dos precios: el bid y el ask, es decir, los precios de demanda y de oferta, respectivamente. Bid es el precio más alto que el comprador está dispuesto a pagar, mientras que el ask el precio más bajo al que el vendedor está dispuesto a vender.

El bid y el ask pocas veces suelen ser iguales. La diferencia entre ambos se conoce como spread, y se utiliza también como una medida de la liquidez de un activo. Dado que el bid es siempre mayor que el ask, el inversor tiene que asumir este margen dentro de su operativa y, por eso, cuanto menor sea esta diferencia (su spread) el resultado es mejor para el inversor, porque asumirá un margen más pequeño.

 

Fotografía Markus Spiske en Unsplash
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