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Cuándo conviene invertir en fondos multiactivos

Fri Oct 30 08:38:24 CET 2020

Se trata de uno de los productos más resistentes del mercado, capaz de adaptarse a cualquier coyuntura gracias a una gestión activa y a la inversión en los activos idóneos en cada momento, ya que tiene una gran flexibilidad y diversificación.

El actual escenario financiero internacional, sumido desde hace ya algún tiempo en un contexto de tipos de interés cercanos a cero, obliga a muchos ahorradores, incluso a aquellos con un perfil de riesgo más bajo, a identificar productos que les puedan aportar rentabilidad, sobre todo pensando en que, a largo plazo, puedan complementar sus pensiones de jubilación y no perder poder adquisitivo al abandonar la vida laboral. Entre toda la oferta existente en el mercado, existe una en particular, la de los fondos de inversión multiactivos, que pretende obtener el máximo beneficio para sus partícipes ajustando al máximo su riesgo, apostando, para lograrlo, por la máxima diversificación.

Importantes ventajas

La fórmula que implementan los gestores de este tipo de productos parece sencilla, pero, a la vez, es ambiciosa y compleja: invertir en acciones y bonos de una amplia variedad de sectores y de países, de tal modo que, si algunos de ellos no logran el rendimiento esperado, se compensa con los resultados de los otros, manteniendo el dinero de los partícipes más seguro que en otra clase de fondos. Es decir, se apuesta como premisa principal por la diversificación, con el prisma de reducir al máximo las posibilidades de sufrir pérdidas.

Además de esta protección, ofrecen a los partícipes otra clase de ventajas, como, por ejemplo, que tienen un carácter anticíclico, lo que significa que se adaptan a cualquier situación en la que se encuentren los mercados. En momentos de alta volatilidad y de incertidumbre, como se han producido en diversas ocasiones desde el estallido de la actual crisis sanitaria, estos productos han aportado tranquilidad a los clientes, algo fundamental para evitar dejarse llevar por el pánico y tomar decisiones sobre la cartera ‘en caliente’, lo que, por regla general, no suele ser una premisa adecuada. Además, cuando las Bolsas están en periodos de calma, suelen combinarse los multiactivos con otro tipo de productos de mayor riesgo para diversificar todavía más el portfolio de inversiones.

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Pero es que, también, en etapas de recesión, las turbulencias en la renta variable suelen generar oportunidades que este tipo de fondos suelen aprovechar, desde una óptica de máxima flexibilidad. Esto se consigue gracias a que detrás de los multiactivos hay equipos de gestores profesionales con experiencia, que, bajo una estrategia de gestión activa, evalúan de manera constante toda la información que se produce en los mercados, llevando a cabo los análisis fundamentales y técnicos adecuados para intentar aportar luz sobre la idoneidad de acometer una inversión.

Junto a estas ventajas, cabe destacar otra, y es la de que estos fondos no están condicionados a ningún índice de referencia, lo que les permite acceder a un universo de oportunidades más amplio. Esto facilita a los gestores invertir en sus ideas de mayor convicción, pensando en la generación de rentabilidad en el largo plazo, sin preocuparse de su ponderación sobre un determinado valor o mercado.

Los gestores de estos fondos no están condicionados a ningún índice, por lo que pueden invertir en sus ideas de mayor convicción

Adaptados a entornos inciertos

Gestionar activamente el riesgo es, en principio, algo muy positivo para cualquier ahorrador, y más en una coyuntura como la actual. Cuando se producen fuertes correcciones en los mercados y se suceden las noticias negativas, es habitual que se pueda sentir cierta sensación de pánico por culpa de la incertidumbre e, incluso, que por puro miedo, se pueda llegar a vender activos de una cartera para intentar minorar las pérdidas que están teniendo lugar. En este tipo de circunstancias, la labor de los profesionales resulta fundamental para tranquilizar y, a la vez, informar. Por un lado, los asesores financieros juegan un rol clave para sobrellevar las emociones de sus clientes. Por el otro lado, los especialistas en productos que apuestan por la gestión activa, como, por ejemplo, los fondos multiactivos, rebalancean periódicamente su cesta de activos, intentando proteger y, si es posible, mejorar la rentabilidad.

Los inversores, antes de la reciente pandemia global, habían acumulado un periodo bastante largo donde la tranquilidad había sido la tónica dominante en los mercados de todo el mundo, y con ella, la llegada de rentabilidades más o menos estables. Para fomentar la recuperación, una vez que comenzaron a producirse las correcciones más severas en las Bolsas, los Bancos Centrales iniciaron medidas de estímulo, que, poco a poco, han ido relajándose, lo que parece aventurar una subida de los tipos de interés, algo que añade todavía más complejidad a la hora de invertir tanto en renta fija como en renta variable.

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En este contexto tan particular, los fondos multiactivos suelen aportar más opciones de rentabilidad a sus partícipes, mientras que, a la vez, les otorgan una mayor tranquilidad en relación a su dinero, gracias al amplio abanico de activos en los que invierten, de modo que cualquier pérdida será mucho más moderada que si se apostara por un único valor. Es decir, se yerguen como un producto que añade resistencia a una cartera, aprovechándose, para lograrlo, de la experiencia acumulada por el equipo gestor que se encuentra detrás de este tipo de productos.

Diferencias con los fondos mixtos

Aunque gozan de muchas similitudes, los fondos mixtos y los multiactivos se diferencian, sobre todo, en el modo en que se gestionan las inversiones. En el caso de los mixtos, la cartera se compone de una determinada combinación (en porcentaje) de renta fija y de renta variable. Mientras, los multiactivos están abiertos a otras clases de activos y de estrategias, pudiendo incluir también, por ejemplo, divisas, derivados o REIT (Real Estate Investment Trust). Esto significa que los multiactivos gozan, por regla general, de una mayor diversificación que los mixtos, aunque ambos comparten la característica común de ser productos sumamente flexibles, ya que posibilitan al gestor mover el patrimonio de un tipo de activo a otro en cualquier momento.

Fotografía de Daniele Levis Pelusi en Unsplash
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