España cerró el 2020 con su mayor caída económica desde la Guerra Civil. Pero los pronósticos nacionales e internacionales auguran que este año será el inicio de la transformación y la recuperación de la productividad en el país. El Gobierno confía en un incremento del producto interior bruto (PIB) de un 9,8% a lo largo del 2021 con el impulso del Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como Next Generation EU. La puesta en marcha de estas ayudas, de las que España espera recibir hasta 140.000 millones de euros, tendrá un papel determinante para apuntalar el camino hacia un tejido productivo “más resiliente, verde y digital”, destaca el informe ‘Perspectivas de España 2021’ de KPMG.
Desde el estallido de la pandemia hasta diciembre, España fue el país que más porcentaje de su PIB destinó a ayudas estatales a las empresas: un 7,3% frente al 6,4% de Francia o al 6% de Italia. Los fondos europeos podrían llegar durante el próximo verano. Según la legislación que regulará su gestión, recientemente aprobada, la iniciativa privada tendrá un papel protagonista con especial foco en el liderazgo de la transformación digital y sostenible de la sociedad y de las empresas españolas.
”Es un plan de seis años y estamos en los primeros meses del primer año. Habrá oportunidades para las empresas durante un periodo amplio”, recordó Blanca Montero, subdirectora general, directora de Negocios Institucionales y responsable de Fondos Europeos de Banco Sabadell en el webinar ‘Fondos europeos de recuperación: Impacto en sectores y empresas’, organizado por HUB Empresa de Banco Sabadell.
¿Cómo pueden acceder las empresas a estas ayudas?
Los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica, conocidos como PERTE, son el instrumento que canalizará y guiará los sectores tractores de inversión de estas ayudas. El Gobierno establecerá registros para que las empresas interesadas puedan apuntarse. Los proyectos que están generando una mejor recepción en el sector privado son los destinados a la modernización y a la digitalización industrial, a la transición energética justa e inclusiva y al desarrollo de infraestructuras y de ecosistemas resilientes. Le siguen en popularidad aquellos que tienen por objetivo impulsar la formación y el desarrollo de capacidades, la lucha contra la despoblación y la apuesta por la ciencia para impulsar los sistemas sanitarios.
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“Es necesario que las empresas decidan ya en qué líneas de las que ha definido el Gobierno están interesadas en participar y comiencen a definir sus proyectos, teniendo en cuenta los criterios que ha establecido la Unión Europea. Ya que el 100% de los fondos tiene que estar comprometido para diciembre de 2023 y se sufragarán proyectos de gran envergadura, y esto requiere de tiempo en su planificación”, asegura Noelle Cajigas, socia responsable de Mercados de KPMG en España.
Antes de que se produzca la apertura de las convocatorias y del envío formal del plan nacional a Bruselas, Montero coincidió en instar a las empresas a llevar a cabo una “reflexión estratégica” sobre el futuro de la empresa y de sus necesidades financieras así como a comenzar conversaciones con sus stakeholders. La subdirectora general de Banco Sabadell recordó, además, que las pymes van a tener varias formas de participar como contratistas, licitaciones o vía subvenciones para la financiación de activos privados. “No podemos olvidar que las pymes van a tener un papel fundamental como proveedores de bienes y servicios de las grandes empresas”, añadió.
Impera el desconocimiento
A pesar de la gran expectación y de la repercusión mediática que han provocado las ayudas europeas, todavía es mucha la confusión sobre el proceso para presentar proyectos que puedan ser financiados por Next Generation EU. Según el estudio de KPMG, el 46% de los directivos de empresas dicen estar dispuestos a solicitar estos fondos; mientras que un 24% lo descarta y un 30% todavía no lo ha decidido.
Sin embargo, el sentimiento general que reina es el desconocimiento. El 46% de los interesados en acceder a los fondos reconocen que no saben si disponen de proyectos elegibles. Entre las principales razones de este desconocimiento alegan la falta de información sobre los requisitos concretos del plan, la escasez de detalles sobre el proceso de presentación o la débil experiencia en los sectores tractores del plan. También aparecen como obstáculos la carga burocrática o la falta de recursos internos.
En cualquier caso, Montero define el papel de las entidades financieras como “clave”, tanto para complementar las necesidades económicas que tengan las empresas, como para ofrecerles un servicio de información, de asesoramiento profesionalizado y de acompañamiento en el proceso que les aporte seguridad y confianza y les permita beneficiarse y aprovechar de manera óptima los fondos.
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