El interés por las viviendas situadas en los pueblos españoles ha aumentado tras la COVID-19. Así lo muestran los datos publicados por Idealista, que reflejan que, mientras que en enero el 10,1% de las búsquedas de vivienda en venta que se realizaban eran sobre municipios de menos de 5.000 habitantes, en junio ese porcentaje aumentó hasta el 13,2% del total. Ese interés se ha hecho notar sobre todo en Castilla-La Mancha, Castilla y León y Navarra.
La pandemia ha provocado cambios en el comportamiento humano que, a su vez, están teniendo un impacto muy grande en los activos inmobiliarios. El trabajo, el ocio y las compras se realizan de manera diferente. “Para los actores inmobiliarios es uno de los retos más grandes que hemos tenido que afrontar”, señala Anna Gener, CEO de Savills Aguirre Barcelona en el Podcast de Banco Sabadell.
Estos cambios tan bruscos en la manera en la que se desarrollan las relaciones sociales y las profesionales están modificando el papel que juega la ubicación a la hora de buscar una vivienda, ya sea para alquilar o para comprar. Por un lado, la llegada del teletrabajo ha permitido que la búsqueda sea más flexible y esté menos condicionada por el domicilio de la oficina. Aunque aún es pronto para tener la certeza de cómo será el modelo laboral que imperará en los próximos años, lo que sí es cierto es que la COVID-19 ha acelerado una tendencia que ya existía hacia formas de trabajo más flexibles y modelos híbridos que combinen las jornadas en la oficina o espacios comunes con los hogares.
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En el caso de las oficinas, Anna Gener considera que, aunque hoy las empresas tienen dudas acerca de cuántos metros cuadrados necesitan, porque entienden que habrá parte de su plantilla que trabajará desde sus hogares o desde otros lugares, se volverá a una situación en la que la compañía, aunque posibilite una mayor flexibilidad, intentará que las oficinas sean lo suficientemente seductoras como para tener a su equipo humano compartiendo un mismo espacio físico.
Por otro lado, las zonas menos masificadas brindan oportunidades quizá más interesantes en cuanto a espacio y precio, difíciles de encontrar en el centro de las grandes ciudades. Para Gener, no cabe duda: “Quienes pudieron pasar el confinamiento en entornos menos densificados y más rurales, tuvieron una calidad de vida muchísimo mejor que los que lo pasamos en las ciudades”.
¿El problema? La escasez de vivienda y la falta de servicios. No todo es tan idílico en un entorno rural, a pesar de contar con más aire libre y menos densificación. Muchos pueblos de España no cuentan con servicios como fibra óptica, cajeros automáticos, ni cines o librerías. Pero quizás no hace falta irse hasta la conocida como “España vaciada” y basta con alejarse un poco del centro de las grandes urbes. En el caso de Madrid, por ejemplo, en la sierra de la comunidad se pueden encontrar casas más grandes y con precios más competitivos. Los datos de Idealista correspondientes al mes de octubre muestran que el precio medio de Madrid capital es de 3.652 euros el metro cuadrado, mientras que, el precio medio de compra en El Escorial se sitúa en 1.573 euros por metro cuadrado, y en Navacerrada en 1.770 euros por metro cuadrado. Además de los precios, también es diferente su comportamiento en los últimos meses. En la capital, el precio de compra ha caído un 2,6% frente al mes de octubre de 2019, mientras que en los pueblos se han producido subidas interanuales en torno al 7%.
La tendencia es similar en Cataluña, donde en octubre el precio medio de compra en la ciudad de Barcelona se situó en 4.082 euros por metro cuadrado (-2,7% vs. octubre de 2019), mientras que en Sitges el precio medio era de 3.716 euros (-0,2% vs. octubre 2019).
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No obstante, a pesar de la experiencia vivida durante el confinamiento, el poder de las ciudades a nivel de atracción es tan alto que nos seguiremos concentrando en ellas. “Pensemos que se trata del punto de encuentro del conocimiento, del talento, de la energía creativa…”, explica la CEO de Savills Aguirre Barcelona. “El poder de las ciudades reside en su aspecto social, en que te permite relacionarte con una gran cantidad de personas muy diferentes, y eso es algo que el entorno rural no te puede ofrecer”, añade Gener. Obviamente, si la situación de restricciones de libertades y de movimiento perdura en el tiempo, los entornos rurales serían mucho más atractivos. Pero, ¿y si finalmente hay vacuna? ¿van a volver los expatriados a las ciudades?
La ‘ciudad vaciada’
Hoy, las ciudades españolas cuentan con millones de metros cuadrados vacíos en oficinas cuyos trabajadores desempeñan su labor desde casa, con locales que han tenido que cerrar de manera temporal o permanente. De seguir esta tendencia, ¿se vaciarán las ciudades? Para Anna Gener la clave está en la capacidad de adaptación de los activos inmobiliarios, que tendrán que cambiar de uso.
En el caso de los locales comerciales, el auge de la compra por internet va a suponer un cambio perdurable. “Los espacios comerciales físicos van a tener que ofrecer más experiencia, más servicio, más conexión con la marca, se van a tener que reinventar mucho”. No obstante, no todos los establecimientos van a tener la oportunidad de adaptarse a este cambio. “En los ejes prime, aunque hoy veamos locales vacíos, estos se van a volver a llenar de nuevas firmas y de nuevos negocios; pero debemos pensar en los ejes más secundarios e incluso periféricos, donde es muy probable que haya locales que cierren y que no encuentren un inquilino para abrir un negocio”.
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Ante los cambios que experimentan los modos de vida, se puede pensar en otros usos como el residencial o el logístico. En el primer caso, se pueden remodelar los locales comerciales que cuenten con las condiciones óptimas de habitabilidad, lo cual también supondría una solución para la escasez de vivienda, explica Gener. “Otra gran oportunidad es la compra online, para convertirse en almacenes urbanos para servicios de última milla”, añade. Si el uso al que estaban destinados determinados activos ya no tiene sentido, hay que pensar en otras opciones porque sigue existiendo demanda insatisfecha. “Una ciudad dinámica no se puede permitir tener espacios vacíos”, sentencia la CEO de Savills Aguirre Barcelona.