La crisis económica derivada de la situación provocada por la COVID-19 ha afectado de forma dispar al sector de las farmacias. La facturación creció un 4,4% en 2020, según los datos de IQVIA. Este crecimiento fue fruto “sobre todo de la venta de mascarillas, geles y este tipo de materiales ligados al coronavirus, pero también se incrementó el gasto farmacéutico, por lo que la venta de medicamentos en general también aumentó”, explica Gorka Calvete, director financiero y del Departamento de Análisis de Farmaconsulting, en el webinar ‘Retos actuales de las farmacias: las transmisiones. Consultoría, gestión y financiación’ organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell.
Sin embargo, “una farmacia en primera línea de playa, en un centro comercial o en un aeropuerto ha tenido un impacto más negativo que una botica tradicional”, explica Calvete, ya que las primeras están ubicadas en zonas de mucho tránsito, que con los confinamientos se vieron especialmente afectadas, mientras que las últimas basan su modelo de negocio en la venta de medicamentos con receta.
Con todo, se trata de un sector refugio que “no suele experimentar grandes crecimientos en tiempos de bonanza ni grandes caídas en tiempos de crisis”, afirma este experto, por lo que es una actividad que goza de una estabilidad difícilmente igualable en otros campos, con una alta seguridad respecto a la predictibilidad de sus resultados.
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La regulación por parte del Estado aporta una estabilidad que es clave para estos pequeños y medianos negocios. “El margen de venta de los medicamentos de uso humano en España está regulado por ley”, señala Calvete. Otro aspecto que diferencia al de la farmacia de otros sectores es “la falta de libertad para abrir una farmacia en cualquier lugar, por lo que la competencia no va a poder abrir una botica donde ya exista otra”.
Esta estabilidad económica unida al contexto financiero hace que en estos momentos sea rentable comprar una farmacia. La situación actual de tipos de interés en mínimos históricos alivia la carga financiera que supone el endeudamiento al que hay que hacer frente al invertir en una farmacia. En este sentido, respecto a qué opciones de financiación elegir, Koldo Gómez, director de Servicios Financieros de Farmaconsulting, hace hincapié en que “ahora mismo, son muy atractivos tanto los tipos de interés fijos como los variables, por lo que cualquiera de las dos opciones es totalmente válida. Esta elección va depender del perfil del inversor y de la propia tranquilidad que quiera tener”.
¿Qué factores hay que tener en cuenta antes de invertir?
El primer factor a tener en cuenta antes de dar el paso de comprar una farmacia es identificar los objetivos personales y profesionales que el comprador desea alcanzar con dicha adquisición. Para Gómez, “el principal elemento es que el inversor vea que es un proyecto que le encaja, en el que se vea durante los próximos años y que sea una decisión familiar”.
Además, el proceso será completamente diferente si se trata de su primera farmacia, o de un cambio hacia una farmacia buscando una oportunidad de crecimiento profesional o, por el contrario, una gestión más cómoda que permita una mejor calidad de vida, explican desde Farmaconsulting. Otro punto importante es definir el perfil del farmacéutico, si está más orientado a la atención farmacéutica, a la gestión comercial o a la vertiente asistencial.
La viabilidad es otro factor clave. “Desde el punto de vista financiero, es indudable que la inversión tiene que ser viable”, afirma Gómez. Aquí es importante analizar el perfil financiero, lo que permitirá establecer el volumen de inversión que se puede plantear de forma que tenga viabilidad, y así buscar la farmacia que mejor se adapte a todas estas variables.
Para asegurarse que se trata de un proyecto viable y seguro hay que “analizar de forma muy rigurosa la farmacia, desde un punto de vista civil, mercantil, fiscal, laboral, etc., así como la situación del local, renegociar un nuevo contrato de arrendamiento”, explica el director de Servicios Financieros de Farmaconsulting. Asimismo, se debe realizar un análisis desde el punto de vista contable y financiero, “que incluya, por ejemplo, los últimos cinco años del negocio, pero también la posible evolución a futuro basándose en el plan de negocio del nuevo titular”.
Llegados a este punto, para obtener financiación para la compra de una farmacia, la entidad financiera tendrá en cuenta la viabilidad de la operación, la capacidad de repago, y también la estructura. Las condiciones y los criterios dependerán de cada entidad, sin embargo, hay que tener en cuenta que no todas ellas tienen experiencia en este tipo de operaciones, ni conocen el sector farmacéutico en su totalidad.
Estrategia y asesoramiento
Una farmacia es un establecimiento sanitario de titularidad privada, “por lo que cuando se compra una no se debe olvidar que se está comprando una empresa”. Esto supone entrar en análisis de muchos detalles técnicos, pero sobre todo de procesos de negociación complejos, con mucha carga emocional para el farmacéutico y su entorno familiar. “Estamos comprando una empresa pero no somos grandes corporaciones, estamos hablando de patrimonios familiares, por lo que es un momento en el que disponer de un asesor especializado aporta seguridad a todas las partes, experiencia, disminuye riesgos y constituye un activo súper importante a compartir con compradores y vendedores”, asegura Gómez.
Existe un gran desconocimiento de la cantidad de aspectos que hay que tener en cuenta para llevar a cabo una operación de estas características: “Negociar cualquier tipo de contrato, como un arrendamiento, gestionar temas registrales, disponer de una cifra de venta, pero también desgranarla, ver de qué se compone, con qué marcas trabaja, detectar ventas atípicas (fuera de horario, por ejemplo, o al por mayor)… un montón de varaibles que nos hacen conocedores de lo que pasa realmente en el mercado y de los riesgos que existen”, detalla Calvete.
Los retos del sector
El sector de la farmacia ha estado en primera línea durante toda la crisis sanitaria y ha superado con nota esta compleja situación. El reto ahora es seguir desarrollando servicios orientados a una atención al ciudadano más eficiente, cercana y potenciar su papel social.
Pero, además, la COVID-19 ha acelerado algunas tendencias como la digitalización y hay nuevos canales de venta que cada vez están tomando más importancia. Según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el e-commerce de medicamentos creció un 69,2% durante el tercer trimestre de 2020 con respecto al mismo periodo del año anterior. En este contexto, Gómez destaca la venta online de parafarmacia, ya que en España solo se puede vender este tipo de productos de farmacia por internet y pone como ejemplo a Amazon, que se ha potenciado aún más con la pandemia: “Podemos vender a través de este marketplace y, al mismo tiempo, publicitarnos como vendedores”, señala.
Asimismo, otra variable que ha cambiado con la crisis sanitaria es el tipo de productos que se consume. Una mayor preocupación por el sistema inmunitario ha derivado en un incremento de la venta de vitaminas y de suplementos. Además, la pandemia ha tenido un impacto psicológico en la población, por lo que también ha crecido la demanda de productos para disminuir el estrés o la ansiedad.
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