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Cómo utilizar el PER para valorar una cartera de inversión

Thu Nov 12 09:51:02 CET 2020

Combinado con otras ratios, aporta información muy valiosa a la hora de tomar decisiones sobre la compra de una acción o en relación a la idoneidad de suscribir un fondo de inversión, siempre que se calcule y se analice del modo adecuado.

Una de las frases más recordadas del conocido inversor Warren Buffett asegura que “los mercados financieros están diseñados para transferir dinero del impaciente al paciente”. Algo sencillo de decir, pero no tan fácil de implementar en un contexto como el actual, marcado por una elevada volatilidad en los mercados y por la incertidumbre acerca de cuándo se recuperará definitivamente la economía global ante las dudas sobre el tiempo que queda para el final de la pandemia del coronavirus. Para intentar aportar algo más de seguridad a los ahorradores y, sobre todo, de cara a justificar si se debe participar o no en un fondo de inversión, o comprar las acciones de una determinada compañía, existen mecanismos para analizar y concretar matemáticamente si, en apariencia, puede ser una buena decisión. En este sentido, la ayuda de profesionales especializados, que sepan calcular de un modo adecuado los ratios oportunos, es, si cabe, más decisiva que nunca.

De qué manera interpretar el PER

El PER (proviene del acrónimo inglés Price Earning Ratio) es la relación precio- beneficio, es decir, que lo que mide es cómo están conectados el precio en el mercado de, por ejemplo, una acción, con las plusvalías que genera en un periodo de tiempo, normalmente, un año. La manera de calcularlo es muy sencilla, ya que solo hay que dividir la capitalización bursátil de una empresa entre su beneficio neto. Para hallar el resultado concreto por título cotizado de esa entidad simplemente hay que realizar el cociente entre el precio por acción y el beneficio neto de dicha acción.

Además de medir cuál es la relación precio- beneficio, el PER puede servir para adelantar ciertas tendencias de futuro de una acción o de un fondo

Con este cálculo, se determina si un determinado valor está caro o barato en un momento dado, y su dato sirve, entre otras cosas, para conocer cuántos años de beneficios de la compañía se necesitan para recuperar el dinero invertido por la compra de la acción. Además, el PER puede servir, también, para adelantar ciertas tendencias, ya que, por ejemplo, si se obtiene un número muy bajo, probablemente está indicando que ese título está infravalorado, por lo que es plausible pensar que, en el corto plazo, podría tener un aumento en su cotización. Por el contrario, si es alto, significa que está sobrevalorado, lo que invita a pensar que va a sufrir una corrección en los mercados.

Pero estos resultados es posible que tengan otra lectura. Es decir, un PER bajo puede indicar que los inversores estiman que los beneficios de la empresa están cayendo, mientras que, si es demasiado alto, quizá es que sus plusvalías fueron bajas por alguna causa excepcional, que habrá que analizar para conocer el motivo. De ahí que el asesoramiento por parte de un especialista resulte especialmente relevante, ya que él será capaz de evaluar con realismo la información de estos datos para obtener conclusiones que, en verdad, ayuden a la toma de decisiones de inversión. Es más, lo más habitual es que este experto no se limite a calcular el PER actual de una entidad, sino que escoja diferentes momentos históricos relevantes para hallar datos más precisos sobre lo que puede suceder en relación a una acción determinada.

Aunque no es una ciencia exacta, como norma general, si el PER está entre 0 y 10 se suele interpretar como que la acción está infravalorada o que los beneficios de dicha empresa están a punto de caer; entre 10 y 17, el PER estaría en un nivel óptimo para obtener retornos estándar; entre 17 y 25, es posible que el valor se encuentre sobrevalorado o que existe un aparente potencial de crecimiento a futuro; más allá de 25, puede significar que la cotización de la empresa está en fase de burbuja, con los consiguientes riesgos que puede conllevar invertir en ella en ese momento determinado.

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Ventajas e inconvenientes

No siempre puede ser oportuno utilizar el PER para decidir acerca de invertir en la compra de unos títulos o para suscribir un fondo de inversión, o, al menos, es probable que compense apoyarse en otros ratios para analizar la idoneidad o no. La principal ventaja del PER estriba en que otorga una primera fotografía sobre si una empresa está o no infravalorada. Al ser tan sencillo su cálculo, existen diferentes páginas web que, a día de hoy, ya lo cuantifican de manera automática (y gratuita). Sin embargo, para tener una mayor comprensión sobre una entidad, quizá se quede algo corto limitarse a utilizar solo esta herramienta.

Por ejemplo, existen muchas compañías que cotizan en Bolsa que tienen un comportamiento cíclico, lo que significa que, en momentos en los que se encuentren en la parte alta de dicho ciclo, el PER que se obtenga puede indicar que están baratas, cuando, en realidad, no es así. Lo mismo en el proceso inverso, es decir, si la economía se deprime y los beneficios caen de manera abrupta, el PER puede salir muy elevado, con lo que, en teoría, serían unas acciones caras, si bien lo cierto es que estarían infravaloradas. Otro problema añadido es que el beneficio neto de una entidad puede modificarse contablemente para, por poner un caso, incluir en mayor o menor medida las amortizaciones, algo que tendrá un efecto muy relevante en el PER que se obtenga. De este modo, nuevamente, se obtendría un resultado equívoco.

Combinar el PER con otros ratios

En este sentido, lo más aconsejable para obtener información lo más útil y eficiente posible de cara a tomar decisiones de inversiones, es combinar el PER con otros ratios, como, por ejemplo, el P/V (Price to Sales), que compara el precio de las acciones de una entidad con su cifra contable de ventas, de modo que cuanto más elevado sea el número que se obtenga mayores serán las expectativas de crecimiento futuras; o el P/CF (Price to Cash Flow), que tiene en cuenta el precio de dichos títulos con el flujo de efectivo operativo. Si sale una cifra elevada, significa que existirán más posibilidades de que la entidad crezca en los próximos meses.

También cabe destacar otras opciones, como el crecimiento futuro de los beneficios a largo plazo, de modo que se pueda conocer la rentabilidad de la compañía de cara al futuro, permitiendo, además, aventurar su nivel de solvencia; o, el proceso contrario, evaluar el desempeño histórico que han tenido dichos beneficios desde el pasado hasta el momento actual, lo que posibilita conocer la tendencia en los resultados de la entidad.

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El PER en un fondo de inversión

Aunque lo más habitual es analizar el PER en relación a la cotización de una determinada acción, también se puede utilizar en los fondos de inversión. Su cálculo, en realidad, es la suma de todos los PER de la cesta de valores que componen este producto, teniendo en consideración el peso que cada uno de ellos tiene sobre el total en un momento determinado. Al igual que en el caso de las empresas, lo más conveniente es combinar esta herramienta con otros ratios para obtener información lo más fidedigna posible y que sirva para aportar una certidumbre mayor sobre la oportunidad que supone suscribir o no un fondo de inversión.

Fotografía de Austin Distel en Unsplash
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