A pesar de ser uno de los más tocados en el inicio de la crisis, el sector del automóvil ha sabido reaccionar con rapidez, demostrando flexibilidad, capacidad de comunicación y confianza para seguir innovando y ofrecer a los usuarios nuevas soluciones de movilidad.
El sector automovilístico español es uno de los de mayor peso en el mundo en cuanto a fabricación (en concreto, el noveno en el ranking global), con alrededor de 2 millones de turismos producidos cada año (el peso de los vehículos industriales apenas supone un 2,5% del total). Francia y Alemania son los principales destinos de exportación en una rama de actividad que da empleo directo e indirecto a alrededor de medio millón de personas entre los segmentos de producción, venta y reparación.
La declaración del estado de alarma ha sido particularmente grave en el sector, puesto que existen 17 plantas de producción activas en España, que se vieron obligadas a cerrar tanto como medida de contención sanitaria como por la rotura de la cadena de suministro, debido a que comenzó a haber problemas de abastecimiento desde el estallido de la pandemia en China.
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Entre las principales fábricas se tuvieron que tomar medidas para ajustarse a la nueva situación, principalmente en materia laboral, abordando también la preparación de futuras medidas de seguridad pensando en la posterior incorporación de los trabajadores.
Desde hace algunos años, la industria del automóvil ha sido muy intensiva en innovación. No en vano, y para ser plenamente eficientes y competir en la primera división internacional, ha tenido que adaptarse a un modelo just in time, de modo que tal cual se recibían las piezas de otras industrias auxiliares se empleaban para fabricar vehículos que en poco tiempo llegaban al mercado. El resultado es que hoy España es el segundo productor a nivel europeo y es capaz de codearse en productividad y calidad con la industria asiática.
Riesgos a tener en cuenta
Tal y como revelan distintos informes que se han elaborado sobre la situación del sector ante esta crisis, como éste de KPMG, existen amenazas concretas que hay que tener en cuenta:
- El tiempo juega en contra de una industria con unos costes tan elevados, tanto en mano de obra como en coste de fabricación de bienes. Por ello, las principales patronales (Anfac, Faconauto, Sernauto, Ganvam) no tardaron en reaccionar cuando se dieron a conocer las medidas de confinamiento, y solicitaron la implementación de un plan de choque para el sector, con medidas urgentes en materia fiscal, económica o laboral (como la simplificación de los procedimientos de ERTE). También se defendió la necesidad de poner en marcha un fondo extraordinario de ayudas para favorecer la recuperación industrial.
- La alta dependencia de componentes y materias primas de países asiáticos, principalmente China, hace al sector vulnerable a parones en la producción en otros sectores. Por ejemplo, en Wuhan, ciudad donde estalló la crisis sanitaria, existe un importante hub de empresas proveedoras del sector automovilístico. Este efecto dominó también ha terminado por afectar a la industria auxiliar que provee de productos semielaborados a la industria, ya que muchas compañías tuvieron que cerrar temporalmente sus fábricas.
- Las medidas de contención de la pandemia están empezando a provocar presión de las tasas arancelarias y mayores trámites burocráticos en aduanas, lo que puede afectar al modelo just in time por el que lleva el sector apostando desde hace años.
- El mercado de venta de automóviles ya estaba mostrando algunas señales de debilidad antes del inicio de la crisis, lo que eleva la incertidumbre sobre cómo se comportará tras el final del estado de alarma, en un contexto para la mayoría de las economías desarrolladas de fuertes caídas en el PIB y aumento en el desempleo. Es previsible que haya menor poder adquisitivo y ahorro en los consumidores, que probablemente recortarán en la compra de activos, como, por ejemplo, los vehículos.
Convertir los problemas en oportunidades de mejora
Ante esta coyuntura, el sector ni mucho menos ha permanecido quieto, sino que lleva desde el comienzo de la pandemia trabajando en encontrar soluciones que le permitan reinventarse y recuperar pronto las cifras positivas:
- Están aumentando los niveles de provisión de componentes y piezas con empresas locales, cerrando con ellas acuerdos para darles soporte en esta época y permitir que estén operativas cuando se retome la actividad en las fábricas. Además, la industria se está volcando en aumentar los stocks de estos materiales para disponer en el futuro de mayor tiempo de reacción ante potenciales shocks futuros en el abastecimiento.
- En esta línea, los principales fabricantes están diversificando su portfolio de proveedores, ya que han comprendido que debe prevalecer el suministro sobre la mayor eficiencia en costes. El ejemplo chino a comienzos de año es muy ejemplificador sobre por qué concentrar la dependencia en pocas empresas proveedoras no es buena estrategia.
- Gracias al esfuerzo de coordinación a nivel global desde las oficinas centrales de cada grupo, se han implementado sistemas de salud para garantizar la seguridad de los trabajadores, poniendo en práctica medidas de contención para evitar contagios y realizando pruebas exhaustivas regularmente para identificar posibles portadores de la enfermedad. Por ejemplo:
- Se ha formado a los trabajadores para que midan su temperatura y se cambien su indumentaria en casa, evitando así el hacinamiento en los vestuarios de las fábricas.
- A muchos de ellos se les obliga al uso permanente de guantes y mascarillas desechables.
- Los procesos de entrada y de salida en las fábricas se han reorganizado, así como la distribución de asientos en los desplazamientos en autobuses.
- También se han colocado marcas adicionales en los suelos para que los empleados puedan adherirse mejor a la regla de distanciamiento social.
- Se les proporciona tiempo adicional para que puedan desinfectar sus herramientas y superficies.
- Las compañías están llevando a cabo medidas de liquidez internas para mejorar la tesorería, acomodando los calendarios de pagos y llegando a acuerdos con las entidades financieras para obtener líneas de crédito más amplias y avales en condiciones beneficiosas. En paralelo, muchas de ellas están sumándose a las opciones de flexibilización fiscal propuestas por el Gobierno de cara a que su contabilidad esté lo más saneada posible.
- Las empresas han trabajado intensivamente en establecer líneas de comunicación con sindicatos y trabajadores, lo que no solo ha facilitado que no hubiera problemas durante estas semanas de parón de la actividad sino que, en líneas generales, ha aumentado el compromiso de las plantillas en pro de las marcas. De hecho, antes de retomarse la actividad de nuevo en las fábricas, Anfac, Faconauto y Sernauto firmaron con los sindicatos UGT y Comisiones Obreras un protocolo de protección y prevención laboral de los trabajadores.
- Se ha mantenido la I+D y se ha acelerado el compromiso para sacar antes al mercado vehículos de nueva generación. Por ejemplo, Volkswagen ha anunciado que el primer automóvil eléctrico asequible de largo alcance, el ID.3, comenzará a distribuirse en Europa desde este mismo verano, mientras que Fiat ha reanudado la producción de nuevas versiones híbridas enchufables del Jeep Compass y del Renegade, y Renault va a producir nuevas evoluciones de su pequeño automóvil eléctrico Zoe.
Resultados prometedores
- Seat ha iniciado el trabajo en Martorell, la mayor planta del sector en España, junto a otros centros en El Prat de Llobregat y la Zona Franca. Alrededor de 3.000 empleados del grupo han vuelto otra vez a trabajar.
- Mercedes-Benz ha reincorporado a un tercio de la plantilla para retomar la producción de su popular Vito en la fábrica que tiene en la capital vasca.
- Renault también ha vuelto a la actividad en Valladolid, Palencia y Sevilla, al igual que PSA en Vigo, Zaragoza y Madrid.