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¿Cómo operar con divisas? Así funciona el mercado Forex

09/03/2021

En el mercado de divisas se compran y se venden monedas. Es el mercado financiero más grande del mundo y se puede operar en él durante las 24 horas del día

Con un volumen de operaciones medio de 6,6 billones de dólares cada día, el mercado Forex (abreviatura del término inglés Foreign Exchange) es uno de los más activos del mundo, según los datos del Banco de Pagos Internacionales (BPI). Se trata de un mercado descentralizado en el que se negocian divisas de forma ininterrumpida de lunes a viernes durante las 24 horas del día. De hecho, en España se puede comenzar a operar los domingos por la tarde, debido a la diferencia horaria con otros países.

En este mercado, las divisas se agrupan en pares. De todas las posibles combinaciones, la de EUR/USD, es decir, euro- dólar, es la más negociada, pues supone un 24% del total de los cruces. En parte, esto se debe a que el dólar se encuentra presente en el 88,3% de las negociaciones, seguido del euro, en un 32,3%, y del Yen japonés, en un 16,8%, según el BPI. En él también se fija el precio para cada moneda, lo que se conoce como tipo de cambio. En concreto, en Forex se fijan dos precios para cada tipo de cambio:

  • Bid: desde el punto de vista del inversor, es el precio al que se vende.
  • Ask: por tanto, este es el precio al que se compra.
  • Spread: la diferencia entre el precio de compra y de venta y cuyo margen se queda el intermediario financiero.

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Instrumentos más comunes del mercado de divisas

Un instrumento financiero puede definirse como un contrato entre dos partes que proporciona un activo para una y un pasivo para la otra. En el mercado Forex se negocian varios instrumentos, aunque destacan dos de ellos:

  • Spot: es un contrato entre dos partes por el cual se pacta un tipo de cambio y por el que surge una obligación de intercambio. No es una opción, sino una obligación de cambio de divisas. En estas operaciones, también denominadas al contado, se tienen que entregar las respectivas cantidades de moneda en un plazo máximo de dos días hábiles después de haberse efectuado dicha operación.
  • Forward: va más allá que el contado, es decir, se construye un tipo de cambio a un plazo, cualquiera que sea superior a los dos días hábiles y, normalmente, se suele hacer hasta un año. Por tanto, en este caso, el dinero no cambia de manos hasta una fecha futura específica que ha sido pactada previamente. Llegado el plazo, la transacción se produce, independientemente de los tipos cotizados en el mercado en ese momento. Siempre será posible anticipar o prorrogar un forward mediante la modificación del precio originalmente pactado.

Del total de los 6,6 billones de dólares que se negocian al día, el 95% hace referencia a estos dos productos, spots y forwards, y a los swaps (que es un tipo de derivado financiero, un producto cuyo valor depende de otro). El otro 5% lo ocupan las opciones, otro instrumento de divisas complejo perteneciente a los derivados.

¿Cómo gestionar el riesgo del tipo de cambio?

Al operar en el mercado Forex se está asumiendo el riesgo de tipo de cambio, es decir, un tipo de riesgo financiero derivado de las fluctuaciones de las divisas. Este hace referencia a los posibles cambios de cotización de una divisa frente a otra, lo que puede conllevar efectos positivos o negativos en función de cuál es la que se necesita comprar o vender. Este tipo de riesgo se pone de manifiesto cuando se dan una serie de condiciones, tal y como explica Alejandro Balcells, director de Distribución de Tesorería de Empresas de Banco Sabadell en el webinar ‘¿Cómo gestionar su operativa en divisas? El Mercado y las Soluciones:

  • Cuando se realiza una inversión en un país extranjero y esa compra se tiene que hacer con una divisa diferente a la local.
  • Cuando se compran o se venden valores.
  • Cuando se compra o se vende mercancía con otra empresa que exige que el intercambio sea en una divisa diferente.

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En este sentido, el experto de Banco Sabadell apunta que “lo importante es que las empresas sepan gestionar el riesgo de tipo de cambio”. Para ello, “hay que identificar la exposición que tiene dicha compañía y ver las herramientas disponibles para definir una política de cobertura adecuada, para poder actuar en función a ello”. Hay dos opciones:

  • Gestión pasiva: se replica la evolución de un índice bursátil, siendo los precios de los activos la referencia.
  • Gestión activa: por el contrario, hay empresas que optan por planificar todos los cobros y los pagos en divisas, asegurando la totalidad de sus ventas mediante una cobertura, marcándose un precio objetivo de la divisa. “Con ello te olvidas de lo que hace el mercado”, explica Balcells, ya que “aunque es necesario saber las previsiones de los diferentes pares, también es necesario cubrirse e ir ajustando esas coberturas en función de lo que haga el mercado”. En definitiva, “es más compleja que la pasiva, pero es la única manera de controlar bien los márgenes comerciales”.
“La gestión activa, aunque es más compleja que la pasiva, es la única manera de controlar bien los márgenes comerciales”, señala Balcells

En definitiva, las empresas que están expuestas al exterior, es decir, que compran o venden más allá de la Unión Europea (UE), deben tener en cuenta algunas reglas, como “intentar no pronosticar y contratar algunos productos de cobertura que permitan reducir o eliminar el riesgo”.

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Previsiones de depreciación del dólar frente al euro para los dos próximos años

Después de la fuerte contracción de 2020, se van a dar un par de años de fuerte crecimiento y recuperación. Además, será un periodo de crecimiento sincronizado, es decir, todas las regiones crecerán con fuerza retroalimentandose entre ellas, y vendrá apuntalado por estímulos fiscales y monetarios. Como consecuencia, se seguirá en un entorno de tipos de interés bajos y de cierto debilitamiento del dólar frente al resto de divisas. En concreto, la tendencia prevista a dos años vista es una depreciación del dólar y una apreciación del euro, tal y como señala Glen Spencer Chapman, director de Estrategia de Renta Variable y Crédito de Banco Sabadell, en el webinar de Banco Sabadell. En este sentido, explica que el principal factor para que esto ocurra es que la Junta de la Reserva Federal de los Estados Unidos (EE.UU.) y el Banco Central Europeo (BCE) están expandiendo su balance, es decir, están imprimiendo billetes. La diferencia reside en que la primera institución lo está haciendo más rápido y con más margen que la segunda. Otro factor a tener en cuenta es que el dólar es un activo refugio. Cuando las cosas van mal, los inversores se fijan en el dólar y cuando van bien, compran euros. Esto indica que el euro es una divisa procíclica. 2021 y 2022 serán años procíclicos, lo que a priori es favorable para el euro frente al dólar. Como tercera razón se encuentran los fundamentales económicos. En EE.UU. los estímulos fiscales son cada vez más agresivos, el déficit público está siendo más importante que en Europa y el endeudamiento también es mayor que el del continente europeo. “Desde un punto de solvencia, EE.UU. está más endeudado que Europa y esto también afecta a los cruces”, apunta el experto.

A corto plazo, hay otra serie de factores que podrían retener en cierta manera esa apreciación del euro frente al dólar. Uno de ellos puede ser el calendario de vacunaciones en Europa, ya que en el país estadounidense van más adelantados, lo que implica que Europa va a tener que mantener restricciones a la movilidad durante más tiempo, lo que provoca cierta disparidad en el dinamismo macroeconómico a corto plazo, siendo mejores los norteamericanos que los europeos. Las tensiones entre EE.UU. y China o Europa, el repunte de la inflación y, con ello, la subida de la rentabilidad de la deuda en el país norteamericano también puede influir en el corto plazo. En definitiva, finaliza Spencer Chapman, “a lo largo del año se romperá la barrera del 1,23 euro- dólar, pudiendo llegar incluso a 1,27 a finales de año”. 

 
Fotografía de Arunava en Unsplash
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