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Cómo invertir en deuda pública

Tue Jan 28 09:46:03 CET 2020

La inversión en el sector público se ha convertido en una de las alternativas preferidas para los inversores más conservadores

El perfil inversor del español medio ha sido tradicionalmente conservador. Así lo demuestra el hecho de que un total de 834.500 millones de euros estén guardados en depósitos a agosto de 2019, según datos del Banco de España. En contraste, el patrimonio total en fondos de inversión nacionales ascendió a poco más de 270.000 millones de euros a cierre de septiembre de 2019, según datos de Inverco. 

Los depósitos no son la única opción para inversores conservadores; hay otras alternativas. Una de ellas es invertir en un país y en su gobierno mediante la compra de parte de su deuda pública.

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Las opciones para invertir en el sector público

Básicamente existen dos opciones para invertir en lo público: títulos de deuda pública y fondos de inversión de renta fija que invierten en deuda pública.

Deuda pública

La deuda pública es, posiblemente, la inversión más segura que existe. No en vano, tiene la garantía de estar respaldada por todo un estado y su gobierno. 

En este tipo de inversiones se compra una parte alícuota de la financiación de un estado a través de los títulos de deuda pública. Existen tres opciones principales, que se diferencian entre sí por su plazo de amortización y la forma en la que se obtienen los intereses.

  • Letras del tesoro: su plazo de reembolso es el más corto de todos, y puede ser de 3, 6, 12 y hasta 18 meses. Se emiten al descuento y, normalmente, son los que ofrecen un interés más bajo, por ser los que tienen un plazo más reducido.
  • Bonos del Estado: tienen un plazo de reembolso de entre dos y cinco años. Durante ese tiempo, el inversor irá cobrando los cupones correspondientes de forma periódica (normalmente, de manera mensual).
  • Obligaciones del Estado: el plazo de reembolso es el más elevado, pudiendo llegar hasta los 30 años. Están específicamente pensados para inversiones a largo plazo y, por ello, los intereses suelen ser los más elevados.

Cada uno de estos títulos de deuda pública tiene sus propios modelos de emisión, en función de las necesidades de cada país. Por ejemplo, existen bonos cupón cero, en los que tanto los intereses como el capital inicial se devuelven al finalizar el periodo de amortización (es decir, no hay cupones durante el periodo de amortización) y bonos ligados a la inflación, cuyos intereses se revalorizan conforme a la evolución del IPC.

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Cómo invertir en deuda pública

Para comprar títulos de deuda pública, puedes acceder al mercado primario o de emisión o al mercado secundario o de negociación.

La primera opción consiste en acudir a las subastas públicas de letras, bonos y obligaciones registrando tu solicitud en el Banco de España o a través de la página web del Tesoro Público. La inversión mínima es de 1.000 € y cualquier cifra superior debe ser múltiplo de esta cantidad

El mercado secundario es aquel donde se negocian los títulos de deuda pública una vez emitidos. Por ejemplo, si quieres vender un bono porque necesitas liquidez antes de la fecha de vencimiento, puedes acudir a este mercado y liquidarlo. También puedes participar como comprador, acudiendo a un intermediario financiero o al Mercado Electrónico de Deuda Pública.

 

 

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Fondos de inversión fijos

Los fondos de inversión fijos son aquellos que invierten de manera mayoritaria en productos de renta fija. La cartera de estos fondos está compuesta por títulos de deuda pública de diferentes países, no solo de España, además de otros activos. De hecho, en los últimos años este tipo de instrumentos ha ido evolucionando hasta ofrecer diferentes alternativas con diferente complejidad y perfil de riesgo.

Por ejemplo, hay fondos de renta fija que contienen deuda pública de países desarrollados y solventes y, por tanto, con un rendimiento bastante más reducido. También existen fondos con deuda pública de países emergentes o los conocidos como high yield, es decir, bonos de países con baja calificación crediticia y, por tanto, con elevado riesgo y alto rendimiento.

A diferencia de los títulos de deuda pública, los fondos de inversión, tanto de renta fija como de renta variable, gozan de una elevada liquidez y es posible vender nuestra participación en unos pocos días simplemente dando una orden de venta. Es más, es posible traspasar la inversión de un fondo a otro sin coste fiscal.  

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Cómo invertir en fondos de inversión de renta fija

Invertir en fondos de inversión es sencillo. Tan solo tenemos que acudir a nuestro banco, seleccionar aquel producto que queramos comprar y comenzar a invertir. De este modo, seremos acreedores de la deuda pública de uno o varios países en función del fondo elegido.

Cómo tributan las ganancias obtenidas

A nivel fiscal, los diferentes instrumentos para invertir en deuda pública tienen diferente consideración. Los intereses obtenidos por los títulos de deuda pública (letras, bonos y obligaciones) se consideran como rendimientos del capital mobiliario, mientras que las ganancias de los fondos de inversión se ubican dentro de las ganancias y pérdidas patrimoniales.

Sin embargo, a efectos del pago de impuestos, no existe diferencia entre una y otra opción. Ambas se integran dentro de la base imponible del ahorro, con los siguientes tramos que determinarán la cuota que tendrá que pagar el contribuyente.

Por ejemplo, un inversor que haya obtenido unas ganancias por sus bonos del Tesoro de 7.500 € y una plusvalía por la venta de las participaciones en su fondo de inversión de 2.500 €, tendrá que tributar por 10.000 €, que son el total de las ganancias obtenidas. Se le aplicará el 19% por los 6.000 primeros euros y el 21% por los 4.000 € restantes. En total, pagará 1.980 €, con un tipo efectivo del 19,80%.

Además, también es posible compensar las ganancias obtenidas por tus inversiones con las pérdidas para pagar menos impuestos. Es decir, si hemos vendido las participaciones de un fondo de inversión con una minusvalía de 2.500 € y, en el mismo ejercicio, los intereses de un bono del Tesoro nos da unos intereses de 2.500 €, la base imponible del ahorro será de 0 € y no tendremos que pagar impuestos aunque hayamos tenido ganancias con una de las inversiones.

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Fotografías de Anna Dziubinska y Frank Busch en Unsplash
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