750.000 millones de euros para reactivar la economía europea en los próximos seis años, de los que a España le corresponderán alrededor de 140.000 millones de euros. Cifras extraordinarias para impulsar la transformación de las industrias y del tejido empresarial del Viejo Continente y hacerlos más digitales, más sostenibles y más competitivos, pero, sobre todo, más resilientes ante futuras crisis. En los próximos meses, los empresarios afrontan una etapa decisiva en la que tendrán que presentar proyectos para optar a los fondos europeos en virtud de las diferentes convocatorias que se pongan en marcha, y cuyo interés distintos Ministerios han calibrado durante el primer trimestre de 2021 a través de diferentes manifestaciones de interés. Se trata, en definitiva, de convertir a las entidades en agentes activos dentro de un proceso llamado a renovar profundamente la economía española, bien sea a través de proyectos de colaboración con otras empresas o bien por medio de fórmulas de colaboración público- privadas.
La reflexión estratégica como paso previo
Tal y como señala Blanca Montero, Subdirectora General, Directora de Negocios Institucionales y Responsable de Fondos Europeos de Banco Sabadell, en el webinar ‘Fondos europeos de recuperación: Impacto en sectores y empresas’, todos los agentes económicos “tendrán que estar muy atentos para conocer las convocatorias que van a abrir los Ministerios, los organismos públicos, las comunidades autónomas o las entidades locales, pero lo primero que deben hacer es llevar a cabo una reflexión estratégica interna para analizar cómo propiciar su propia transformación enfocada a alguno de algunos de los ejes prioritarios definidos”.
En este sentido, el principal documento base con el que debe contar cualquier entidad que quiera optar al Fondo de Recuperación Europeo es el Real Decreto-ley 36/2020, de 30 de diciembre, que establece las disposiciones generales precisas para facilitar la programación, la presupuestación, la gestión y la ejecución de las actuaciones financiables con fondos europeos.
El objetivo de esta norma es, principalmente, reducir las barreras normativas y administrativas, así como modernizar las administraciones públicas, de manera que se permita una gestión más ágil y eficiente del Fondo de Recuperación Europeo. Por ejemplo, se recoge que para la gestión de estos fondos van a estar involucrados la Comisión para la Recuperación, Transformación y Resiliencia; un Comité Técnico, que dará soporte técnico y legal a la Comisión; la Conferencia Sectorial, presidida por el Ministerio de Hacienda, que servirá para canalizar la participación de las comunidades autónomas; y los Foros Consultivos de expertos y agentes sociales.
Para distribuir los fondos entre las empresas, se prevén tres vías: los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), que fomentan la colaboración público- privada para identificar proyectos singulares; las subvenciones para la financiación de activos privados a través de convocatorias de concurrencia competitiva; y las licitaciones públicas. Además, como indicó Montero, “el Gobierno pretende que haya una tracción del sector privado, con un efecto multiplicador que permita que por cada euro público se inviertan otros cuatro euros desde el ámbito privado”. Además, advirtió que “los fondos europeos están sujetos a condicionalidad, ya que se deben cumplir las prioridades marcadas por la Unión Europea (UE) y las recomendaciones del semestre para España, lo que implica que el cumplimiento de los objetivos e hitos marcados será objeto de revisión periódica por parte de Bruselas”.
Qué pueden empezar a hacer las empresas
Aunque todavía no se hayan publicado las convocatorias para el acceso a los fondos europeos, las empresas ya pueden ir dando pasos decisivos, anticipándose a todo lo que está por venir. Por ejemplo, ya se conoce que estos fondos se estructurarán en torno a dos grandes vectores de transformación: la transición ecológica, con un 37% de los fondos, y la transformación digital, que abarcará un 33% del total de los recursos en el caso de España (por encima del mínimo del 20% fijado por la UE). La igualdad de género y la cohesión social y territorial se incluyen como ejes transversales clave. Como importante complemento, el Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia también desarrolla 10 políticas palanca que integran 30 líneas de actuación.
En esta línea, Montero señala otra serie de iniciativas que las entidades pueden ir ya llevando a cabo de cara a estar lo mejor preparadas posibles: “Una vez realizada su reflexión estratégica interna, pueden tratar de identificar proyectos que se ajusten al Plan España Puede ya presentado por el Gobierno y que próximamente enviará a la Comisión Europea en su versión definitiva. A partir de ahí, es crucial que mantengan conversaciones con su cadena de valor y con sus stakeholders para identificar posibles vías de colaboración, así como evaluar con realismo y profesionalidad el impacto que podrían tener en cada compañía a todos los niveles los proyectos que se vayan a presentar si, finalmente, se materializan”. La directiva afirma, además, que es muy importante, por un lado, recordar que la ejecución de los proyectos debe ser medible y verificable y, por el otro lado, que de cara al inicio de las convocatorias es clave establecer canales de información adecuados, conociendo lo mejor posible a los Organismos Públicos y teniendo presente que se debe contar con la capacidad de elaborar memorias técnicas.
Principales ejes de impacto del Fondo de Recuperación Europeo
El Gobierno confía en que el grueso de los proyectos de financiación de estos fondos europeos se destine al despliegue de la estrategia Agenda España Digital 2025. Esto quiere decir que, a priori, desde la Administración se apuesta por proyectos que impulsan la ciberseguridad de las comunicaciones y el despliegue del 5G, la implantación de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial o el Internet de las Cosas (IoT, en inglés), así como la transformación de sectores con un gran peso dentro del producto interior bruto (PIB) nacional, con el propósito de que sirvan de arrastre para otros segmentos. Y todo ello, mientras se impulsa el conocimiento y la capacitación digital de la sociedad.
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En palabras de Montero, “el Fondo de Recuperación Europeo es, en sí mismo, un reto porque pretende impulsar una transformación del modelo productivo español bajo las premisas de la sostenibilidad, la digitalización y la cohesión social y territorial e igualdad; y, todo ello, con un plazo temporal muy exigente para su desarrollo, que requerirá una buena planificación por parte de todos, ya que nos jugamos la competitividad como país”. Por ello, aboga tanto porque las empresas sigan siendo proactivas en la preparación de proyectos incluso antes de que salgan las convocatorias, como por el rol clave que ya están teniendo otros agentes económicos. “Cámaras de comercio, colegios profesionales, asociaciones empresariales territoriales y sectoriales como las patronales, los clusters y las universidades están teniendo un papel fundamental en la identificación de proyectos y en la proporción de información y asesoramiento, y serán, a buen seguro, protagonistas muy relevantes en lo que ocurra en los próximos meses”.
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