Vivir en la casa perfecta, hacer ese viaje con el que tanto se ha soñado o alcanzar el retiro laboral sin sobresaltos son algunos de los objetivos por los que la gente decide ahorrar.
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Pero guardar una parte de los ingresos a final de mes para ver los frutos en un futuro, ya sea a corto o largo plazo, no es sencillo para muchas familias. La perseverancia, la planificación y el asesoramiento son factores necesarios para lograr ahorrar sin que suponga un gran esfuerzo y, sobre todo, son claves para afrontar los efectos de determinadas circunstancias externas como la situación del mercado financiero y las consecuencias económicas de la actual pandemia provocada por la COVID-19.
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¿Qué sucede con los ahorros en tiempos de incertidumbre?
Las consecuencias de la pandemia para las familias españolas han supuesto muchos contratiempos, sin embargo, también ha incrementado su capacidad de ahorro por encima de sus expectativas al haber cambiado sus hábitos, con menos actividades de ocio, consumo en restaurantes, compras en establecimientos físicos, etc. Así como la prórroga de determinadas acciones que conllevan un gran desembolso económico como puede ser cambiar de coche o de vivienda. Esta contención del gasto se ha visto reflejada en las cifras: el ahorro de los hogares alcanzó en mayo los 882.100 millones de euros, lo que supone un incremento del 1,13% con respecto al mes de abril y un incremento del 7,22% con respecto al mismo mes del año anterior, representando la mayor subida interanual desde junio de 2009, según los últimos datos publicados por el Banco de España.
Tal y como señala Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Granada: “El ahorro es la parte de nuestros ingresos que no se consume, no se gasta. Es la parte de los ingresos que se guarda para el futuro”. Una dinámica que, de acuerdo con los datos del Banco de España, los españoles han seguido durante este 2020, aumentando sus ahorros para estar preparados ante el futuro incierto que dibuja la pandemia de la COVID-19.
Este mismo organismo también informa de que la mayor parte de este ahorro está depositado en cuentas corrientes; aunque también se han mantenido en depósitos, a finales del primer trimestre de 2020, 925.000 millones de euros, cantidad que representa la cifra más elevada de los últimos años. Esto certifica la fuerte aversión al riesgo que ha marcado el comportamiento de ahorradores e inversores en estos momentos de la crisis.
El dato del aumento del porcentaje de ahorro de las familias españolas contrasta con los del Estudio longitudinal sobre los efectos del COVID 19 y el confinamiento en Italia, España y Reino Unido de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que afirma que el 36% de los españoles que sufrieron un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) consumió sus ahorros durante el primer mes de confinamiento al no recibir las nóminas por parte del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), haciendo frente a los pagos con el dinero de sus carteras.
A los 3,9 millones de trabajadores que fueron afectados por estos al inicio del estado de alarma, según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, hay que sumar la cantidad de empresarios y autónomos que han tenido que cesar su actividad ante el descenso de su facturación.
Una situación que describe a la perfección Ángel Faustino, asesor y blogger financiero y autor de los libros Todo lo que tu banco debería contarte antes de invertir (Ed. Gestión 2000, 2012) e Invertir tus ahorros y multiplicar tu dinero para Dummies (Ed. Para Dummies, 2015): “Muchísimas personas van a pasarlo muy mal, por lo que el único objetivo es mantenerse a flote, tirando de cualquier ahorro generado en el pasado y de todas las ayudas públicas disponibles”. Por su parte, Vicenç Hernández, Presidente de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Cataluña (AIC), aconseja “tener siempre un fondo de emergencia por si vienen épocas malas”, ya que “los deberes deben hacerse cuando las cosas van bien”, explica en el Podcast de Banco Sabadell.
Pero, ¿es posible optimizar el ahorro en una coyuntura de incertidumbre e inestabilidad como la actual? Carbó considera que sí, “si se mantiene el empleo o hay fuentes de ingresos. Si es así, hay que seguir ahorrando como en tiempos normales, con planificación y disciplina”. Faustino, por su parte, opina que “las crisis provocan que los precios de los activos disminuyan y hacen que los precios de los inmuebles y los precios de la bolsa caigan, incluso a niveles ridículamente bajos. Quien tenga liquidez y músculo para aguantar todo el tiempo necesario, sin duda va a encontrar buenas oportunidades de inversión”.
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Planificación y estrategia
Planificación, asesoramiento para definir una estrategia óptima, ahorro y control de las finanzas son algunas de las claves que aporta Vicenç Hernández para poder cumplir con las metas fijadas. “Tanto en nuestros negocios, como en nuestras metas personales, tenemos que tener la precaución de preparar nuestras inversiones siempre pensando que mañana pueden ir las cosas mal”, explica en el Podcast de Banco Sabadell.
Para él, “la planificación es básica”, aunque “más que una gran planificación, lo que se requiere es constancia, destinar momentos a la reflexión para ver si esos objetivos que te habías marcado son posibles o no y por qué”. Faustino también coincide en que “la planificación es clave para determinar qué queremos hacer, cómo queremos hacerlo y cuándo debemos hacerlo”.
En definitiva, “la planificación siempre es oportuna para mantener una disciplina en el ahorro”, tal y como comparte Santiago Carbó, ya que así es “más fácil ahorrar y se van acumulando cantidades crecientes”. Por lo que programar qué hacer con los ingresos debería ser el primer paso a dar si se quieren conseguir los objetivos que se hayan marcado de cara al futuro, y una vez fijado el objetivo de ahorro, estudiar cómo se puede rentabilizar este dinero para que crezca y, mínimo, combata la inflación.
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Otro de los factores más importantes a la hora optimizar el ahorro con éxito es contar con una estrategia y diseñarla en función de nuestras características y objetivos. En esta tarea, el ejercicio de un asesor experto es fundamental. Hay que determinar qué proporción de la renta se destina a cada clase de producto financiero y considerar si la meta fijada se puede conseguir con un ahorro a corto plazo o a largo plazo.
Por ejemplo, los fondos de emergencia o las vacaciones son metas de ahorro a corto plazo, “cuyo destino será materializado en los próximos meses o en uno o dos años como mucho (por ejemplo, la universidad de los hijos)”, explica Carbó, quien añade que los depósitos a plazo son, para él, “la forma más segura y conveniente” para este tipo de carteras.
Si hablamos de metas como la jubilación, bastante más alejadas en el tiempo, entonces estamos hablando de ahorro a largo plazo, con vistas a más de cinco años. De acuerdo con Carbó, los fondos de inversión, los planes de pensiones e invertir en activo inmobiliario ayudarán a alcanzar este tipo de objetivos. Aunque para Faustino, “la inversión estrella para el largo plazo ha sido, es y será la bolsa”, ya que “invertir en buenas compañías, con productos innovadores, con un balance saneado y bien dirigidas es una inversión que suele funcionar bien en el largo plazo”.
En definitiva, Faustino aconseja decidir “qué proporción de la cartera de inversión se destina a cada clase de activo que es, con diferencia, la decisión más importante que va a impactar en la rentabilidad a largo plazo”, sin olvidar que, ante todo, “la clave es combinar de forma acertada el perfil de riesgo y el tiempo que se tiene hasta alcanzar el objetivo. Invertir es tanto una ciencia como un arte, ya que la parte psicológica es, la mayoría de las veces, quien juega el partido de verdad”.
Cómo crear un plan de ahorros
Aunque ahorrar puede explicarse como el resultado de reducir gastos y guardar una parte de los ingresos, en realidad se trata de un ejercicio mucho más complejo que implica planificar con una estrategia de fondo para maximizar los resultados, es decir: establecer un plan de ahorros, también llamado plan de inversión.
“Un plan de ahorros es la planificación estructurada de nuestro hábito del ahorro”, explica Carbó. Y el primer paso para establecer uno es tan sencillo como registrar los gastos fijos y variables, así como los ingresos mensuales, para poder establecer qué porcentaje de los ingresos se podría destinar al ahorro.
Una vez determinada la situación financiera, hay que distinguir entre los deseos y las necesidades, para poder evitar compras innecesarias y otros desembolsos que nos alejen de las metas. En cuanto a estas últimas, se deben priorizar aquellas alcanzables de acuerdo con la cartera y dejar fuera del plan los objetivos irrealizables.
De acuerdo con Ángel Faustino, para establecer un plan de inversión se deben seguir los siguientes pasos:
- Determinar cuál es el objetivo de inversión. Comprar una vivienda, ahorrar para la formación de los hijos, cubrir posibles imprevistos, complementar la pensión de jubilación, etc.
- Cuánto tiempo se tiene para alcanzar dicho objetivo. Precisamente la determinación del objetivo es la que marcará el horizonte temporal.
- Perfil de riesgo del inversor. El asesor financiero juega un papel clave: pedagogía, apoyo emocional, seguimiento... aunque al final la decisión es del inversor y cada uno debe decidir dónde pone la línea del riesgo, un buen acompañamiento de la mano de expertos minimiza los riesgos, es una garantía de éxito.
Junto a estos pasos, no hay que olvidar elementos básicos como priorizar los objetivos; recalcular los gastos fijos y los variables en cada etapa de la vida; y estudiar posibles ingresos extra e incluso ingresos pasivos para incrementar el flujo de ahorros.
Además, se recomienda programar aportaciones periódicas automatizadas para poder ir añadiendo pequeñas cantidades a la hucha sin tener que preocuparse por cuándo y cuánto destinar. También se puede abrir una cuenta de ahorros de la que no se puede retirar dinero e ir revisándola, ya que ver cómo se incrementan los ahorros aportará ese empujón para seguir haciendo el esfuerzo y alcanzar la meta.
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Planificar, tener una estrategia, crear un plan de ahorros de la mano de expertos y no perder de vista el objetivo marcado serán aspectos clave para conseguir alcanzar las metas de ahorro que se hayan fijado. Sin olvidar que “no existe la inversión perfecta”, según el propio Faustino: “No hay recetas secretas y aunque pueda sonar a tópico la mejor inversión es la que se amolda de la mejor forma a la situación vital y a las preferencias personales”.