Tan temida como desconocida, la factura de la luz es uno de los grandes escollos de la economía doméstica.
Con un precio del MWh un 10% más elevado que el año anterior, 2018 ha sido el año con el precio de la luz más caro de la última década. De hecho, según la asociación de consumidores Facua, durante el año pasado los usuarios tuvieron que pagar tres de las cinco facturas de la luz más caras de la historia. Un peaje inevitable al que el consumidor se aproxima mes a mes con más resignación que curiosidad.
No es fácil reducir el impacto que tiene este recibo en nuestra economía, más si tenemos en cuenta que los españoles gastan en la factura de la luz un 85,7% más que hace 15 años. Existen diferentes herramientas que nos permiten aligerar el importe, pero el primer paso para poder optimizar el consumo es tener claro qué estamos pagando y qué esconde la factura, y nunca mejor dicho, las claves. ¿Entendemos la factura de la luz? La respuesta es no.
Al menos para la mitad de las familias. En concreto, se tratade una información poco comprensible para el 46,5% de los encuestados en el Panel de Hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Un porcentaje superior que en otras facturas, como el gas o la telefonía, donde la incomprensiónse reduce hasta el 34,8% y 15,1%, respectivamente. De hecho, según la OCU, solo un 11% de los consumidores entiende por completo su factura de la luz.
Mercado libre o regulado
Para empezar, lo más básico es averiguar o confirmar si el consumo está adscrito en el mercado libre o en el mercado regulado. Según la misma OCU, a menudo las propias eléctricas ‘alientan esta confusión’, por eso entender la factura es clave para ahorrar. Mientras en el primero cada compañía puede fijar sus propias tarifas, en el mercado regulado se establece un PVPC (precio voluntario pequeño consumidor) con un valor que cambia según la oferta-demanda de energía.
Se estima que aproximadamente la mitad de los españoles está en el mercado eléctrico regulado y la otra mitad en el libre. Para comprobarlo hemos de confirmar que en la factura aparece alguna de las denominadas ‘Comercializadoras de referencia’ (COR) designadas por el Ministerio para ofrecer las tarifas reguladas. Una vez comprobado, es momento de empezar a descifrar los conceptos desglosados que se incluyen en la factura y con los que será más fácil establecer un control periódico.
La factura paso a paso
Como pasa con la factura del gas, el recibo de la luz está formado por dos importes. Un coste fijo que corresponde al pago por la potencia contratada y un coste por la electricidad consumida. Aunque según el mercado y la comercializadora las facturas pueden presentar ligeras variaciones, generalmente comparten los mismos elementos. En la parte superior, solemos encontrar el nombre de la compañía y el periodo de consumo (bimestral o mensual según si se cuenta con el nuevo contador con telegestión instalado).
En tercer lugar, aparece la referencia del contrato de suministro que, tal y como indica la OCU, es un dato fundamental para identificar una instalación aunque el usuario cambie de comercializadora. Una especie de ‘DNI’ del contador. En cuarto lugar encontramos la tarifa de acceso o producto que determina la potencia contratada. Se trata de un importe fijado por el Ministerio y que indica también si el usuario tiene o no tarifa de discriminación horaria (DHA o A).
No menos importante es la potencia contratada que en la mayoría de los hogares oscila entre los 3.3 y 4.6 kW. Por debajo de los 3 kW se puede pedir el bono social con el objetivo de que los hogares que más lo necesitan puedan reducir la factura. En este sentido, una de las novedades implementadas por el Gobierno en 2018 contempla la posibilidad de reducir la potencia, una medida recomendada para los hogares que tienen contratada más de la necesaria.
A continuación, deberíamos encontrar la descripción detallada de la factura donde aparecerán una serie de conceptos como la facturación por potencia contratada. Es decir, un importe fijo que se abona independientemente del consumo bajo una premisa: cuanta más potencia, más se paga. En segundo lugar, por fin, la energía efectivamente consumida y que en el caso de la factura adscrita al mercado regulado cambiará según el coste de la energía en el mercado mayorista durante ese periodo.
También debemos tener en cuenta el impuesto sobre la electricidad. Otros gastos que se imputan en la factura de la luz es el alquiler del contador y cuyo gasto se calcula multiplicando el número de días del periodo de facturación por el precio del contador, salvo en los casos que el usuario sea el propietario del aparato. Normalmente, este es propiedad de la distribuidora eléctrica. Por último, veremos reflejado el IVA que corresponde al 21% sobre el total de la factura.
A menudo, la factura incluye un gráfico de consumo para que el usuario pueda ver la evolución del consumo, así como la lectura del contador, que indicará también si se ha facturado sobre una lectura real o estimada. Por supuesto, la factura debe incluir el número de factura, la fecha de emisión, vencimiento y periodo facturado así como los datos del titular, que también aparecen en la parte superior (nombre, DNI, cuenta bancaria y dirección del suministro).