En pleno confinamiento, gran cantidad de músicos, tanto de dentro como de fuera de las fronteras españolas, tomaron una determinación: ante la falta de conciertos, trasladaron sus 'directos' a la intimidad de sus hogares. Al mismo tiempo, las pinacotecas más importantes del mundo abrieron parte o la totalidad de sus colecciones a la visita online. Actores y actrices realizaron distintas entrevistas en plataformas como Zoom o Skype o a través de sus perfiles en redes sociales; además, algunos grupos de teatro -como el de Montefrío, en Granada- desplegaron su talento en iniciativas de 'teatro confinado'.
El mundo de la cultura estaba lejos de ser rentable, pero seguía vivo. La situación actual plantea nuevos retos en forma de reducciones de aforo, aumento de la seguridad, medidas anti-COVID-19 como diseñar circuitos específicos de entrada y de salida de espectadores y, sobre todo, reticencia por parte de algunos consumidores culturales. "Muchas veces, la gente dice que las crisis suponen oportunidades, pero realmente la situación no es buena, ni para nosotros ni para nadie del sector", sentencia Jordi Sellas, periodista y gestor cultural, en el Podcast de Banco Sabadell.
En la actualidad, los eventos culturales pierden el carácter de reunión que suponían antes de la pandemia del coronavirus. Según el Real Decreto-ley 21/2020, base normativa de la 'nueva normalidad', es de deber general la protección y la cautela, el uso de las mascarillas y la distancia mínima de seguridad de 1,5 metros. Los espectáculos públicos, regulados por las comunidades autónomas, han reducido sus aforos a entre el 20 y el 75% de ocupación según el territorio.
El respeto a la distancia mínima de seguridad se especifica, además, en sectores culturales como los museos: las pinacotecas han de reducir sus aforos de tal manera que se pueda mantener la distancia de seguridad para cada visitante, tal y como recoge la ' Planificación de medidas para la reapertura de los museos de titularidad y gestión estatal dependientes de la Dirección General de Bellas Artes' publicada por el Gobierno.
A pesar de los cambios, se han celebrado festivales gracias a la implementación de las medidas de seguridad y la coincidencia con fechas de menor repunte de casos. Es el ejemplo del Festival Jardins Pedralbes de Barcelona, que rediseñó su propuesta en Fes Pedralbes durante julio y agosto con dos espacios de aforo reducido y artistas como Miss Cafeína, Hombres G o Los Secretos. Otros ejemplos, en música y artes escénicas, han sido los del Festival Som de Mar (Lloret de Mar) o los Veranos de la Villa (Madrid), entre otros.
¿Es posible la rentabilidad?
"Los nuevos protocolos han servido como guía para poder montar conciertos garantizando la seguridad, pero este sistema no es viable a medio y largo plazo", apunta Dani Cantó, precursor del Cuarentena Fest. Como uno de los pioneros de los festivales vía streaming, Cantó ha trabajado asimismo en la 'nueva normalidad' de la mano del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) en la creación de un ciclo de conciertos que fusionan la escucha online y offline. "Estos eventos requieren de una producción mucho mayor, lo que solo se puede solucionar bajando cachés o subiendo el precio de las entradas, sumando la dificultad de hacerlo en espacios cerrados", afirma, mientras anima a encontrar "soluciones intermedias".
En la misma línea, Manu Samper, promotor de eventos en locales como Fluido y Upper Club, apunta a una situación "nueva, que nos pilló a todos por sorpresa". En su caso, ha intentado llevar adelante distintos eventos en espacios abiertos, como el Autocine Madrid RACE. "En estos acontecimientos hay que tener en cuenta que todo esté acotado con vallas, que haya la máxima seguridad y la distancia que corresponde entre personas, etc.", enumera. Estas medidas, que se siguen a rajatabla, suponen "costes mucho más elevados, más personal, menos público y, en caso de necesitar un alquiler, un precio mayor", afirma Samper. En la mayoría de ocasiones, admite, el evento no llega a suplir los costes de su celebración.
Es, sin duda, una problemática que requiere soluciones con urgencia. Según el Anuario de Estadísticas Culturales de 2019, la actividad del sector cultural en España aportó un 3,2% del Producto Interior Bruto (PIB), con 690.300 empleos directos, lo que supone un 3,6% del empleo total. Mantener estas cifras supone, en gran medida, reinventar el sector, teniendo en cuenta el daño que dejarán las distintas cancelaciones y los aplazamientos de eventos, que se han sucedido sin cesar a lo largo del año.
Las primeras propuestas
"Lo que ha provocado esta crisis ha sido un proceso de aceleración de cambios que ya existían", apunta Sellas en el Podcast de Banco Sabadell. Aunque, admite, no es ni mucho menos una "buena noticia", resulta "interesante poder enfrentarte a ello".
La acción de Dani Cantó refleja de forma clara esa primera reacción de la cultura ante el confinamiento. Cuarentena Fest fue, según su creador, "una respuesta inmediata a la prohibición de los conciertos". Nombres destacados de la escena independiente "organizaron conciertos en streaming desde sus casas con los medios que podían y los conocimientos que iban compartiendo entre ellos". La edición española de este festival virtual tuvo tal éxito que se replicó en cinco países más: Argentina, Chile, México, Uruguay y Colombia.
No obstante, la gratuidad de este tipo de eventos -conciertos, pero también exposiciones o espectáculos de improvisación, entre otros ejemplos- lleva a otro tipo de debate. "Cuando surgen nuevos servicios, el 'gratis' significa que estás pagando de otra forma", explica Sellas. "Pero en el arte, en la cultura, todo es mucho más sensible. De forma natural, los artistas han empezado a hacer cosas gratuitamente, pero han utilizado plataformas con un modelo de negocio muy específico detrás. Ahí es donde está el reto ahora", asegura.
Otro gran reto, según Samper, es la capacidad de mantener la atención en los espectáculos en streaming. "Hoy en día, el online aún no funciona del todo bien en nuestro país: las personas se conectan un rato, pero pocos se quedan y consumen el espectáculo completo". Ante estas problemáticas, las propuestas miran al futuro: ¿qué hacer para que la rueda siga girando?
Un horizonte digital
El pago online solo será posible si el contenido ofertado se establece como premium. Así lo considera Samper, que habla ya de casos concretos. "Nosotros estamos trabajando, por ejemplo, en una plataforma en la que se crea un club virtual, donde se pueden hacer cosas como ir a la barra o a la pista, interactuar con la comunidad...". Todo, mientras se disfruta del espectáculo de un artista real que, desde su casa, retransmite la sesión de esa jornada.
"Creo que la clave en el contenido en streaming es la exclusividad", apunta el promotor. "Si una gran artista, como Rosalía, anuncia que va a lanzar dos canciones nuevas en exclusiva, presentadas por ella e interactuando con los fans, sí habrá gente dispuesta a pagar por adelantado", explica.
Otro ejemplo de modelo es el que ha trabajado Cantó junto al MACBA: un sistema mixto en el que los artistas no se encontraban físicamente en el escenario, pero permitía el acercamiento del público en un momento de desescalada donde la incertidumbre marcaba la gestión de eventos.
En cuanto a herramientas, el cambio digital también se ha visto impulsado. Aunque Sellas aclara que "el arte digital no es una sustitución de las artes tradicionales", el contexto sí tiende, necesariamente, a la digitalización. "El crecimiento tecnológico era una necesidad imperiosa desde hacía tiempo", matiza Samper. "El pago a través del móvil, los códigos QR, modelos de negocio basados en los datos… son herramientas que van a seguir creciendo, porque las nuevas generaciones comienzan a ser también consumidores", asegura, sin olvidar la digitalización que ha vivido la población, incluso la senior.
Pasos a seguir
"Nos jugamos el futuro de músicos y del público, algo que notaremos en 2021", asegura Dani Cantó, que sentencia que la cultura "necesita ser oída y vista en directo". Ante una recuperación que no se espera hasta el año 2022, Manu Samper establece como posible solución para vencer el miedo "la implantación de test rápidos con mayor fiabilidad". Desde sus sectores, así como desde el resto de las vertientes de la cultura, hoy se pide ayuda. La Carta abierta de la Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española insta a la vuelta a los cines, los teatros, los conciertos y los museos desde una perspectiva segura.
"Hacen falta plataformas que conecten mejor con el arte", sentencia Sellas. "Tenemos una capacidad creativa potentísima, una capacidad de crear inmensa. Ahí es donde tenemos que apoyarnos para poder tener nuestra propia voz".