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¿A qué viviendas aspiran los jóvenes en España?

Mon Sep 16 11:37:37 CEST 2019

Los españoles de 30 a 34 años ganan 19.339 euros brutos al año, de media. Los datos pertenecen al año 2016 y aparecen reflejados en un informe de Business Insider. Estos ingresos se traducen en 1.611 euros brutos mensuales, por debajo de la media española de 1.929 euros. ¿Pueden los millennials comprar una vivienda con estos ingresos?

¿Pueden los millennials comprar una vivienda con estos ingresos?

El millennial  medio tiene unos ingresos más bajos que otros trabajadores de generaciones anteriores. Por tanto, su nivel adquisitivo se ve reducido y su índice de esfuerzo inmobiliario —los años que necesita trabajar para invertir en una vivienda— aumentan con respecto a la media. Si tengo 30 años, ¿qué vivienda me conviene? Hablamos con varios compradores.

Millennials con un salario un 30% menor que el de sus padres

Los datos no dan lugar a confusión. Zuckerberg, Evan Spiegel y Bobby Murphy son excepciones. La mayoría de los millennials españoles gana menos que sus padres, con salarios de 11.316 euros para los jóvenes de 20 a 24 años; 15.876 entre 25 y 29, y 19.339 de 30 a 35 años, siempre en términos brutos.

Suponiendo que los padres de los jóvenes de 30 años tienen en la actualidad entre 55 y 59 años (la horquilla sin duda abarca otras edades), nos damos cuenta de que estos últimos encabezan el ranking de ingresos por edad con 27.282 euros anuales. Sus hijos, millennials, ingresan un 30% menos.

La brecha salarial, más abrupta cuanto más joven es el trabajador, implica un acceso diferente a la vivienda. Contar con ingresos más bajos implica bien buscar casas más pequeñas que la media del mercado, o bien buscar hipotecas más amplias que permitan cierta holgura en las cuotas.

Hipotecas largas para hacer frente a los pagos con seguridad

Bajamos a la calle y hablamos con seis jóvenes millennials que han accedido a la vivienda en los últimos años. Como Jaime B., ingeniero de 31 años del Ensanche barcelonés con un ingreso mensual bruto de 1.415 euros.

 

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Compré la casa hace dos años al interesarme por la ciudad [...] y tenía ahorrado cerca de un 45% de su valor. Para el resto me metí en una hipoteca a 30 años, no quería pillarme los dedos”, afirma Jaime. “Tenía claro que no quería una vivienda pequeña, y la decisión me ha permitido tener un hijo y otro en camino”.

Algo similar pensó Beatriz C., profesora valenciana de 29 años (1.243 euros), para entrar en su nueva vivienda: “Prefiero muchas cuotas pequeñas que pocas grandes porque no sé cuánto voy a ganar mañana”. Una estrategia que le está funcionando:  “Ahorro cada mes medio mes de hipoteca, cada dos meses que trabajo tengo un mes de colchón hipotecario”. Esta decisión, unida a la compra de una vivienda pequeña, la ha ayudado a independizarse “con la tranquilidad de que puedes hacer frente a los pagos”.

El ahorro mes a mes o el ahorro previo a la inversión parece volverse una cuestión clave a la hora de invertir en una casa siendo joven. Carlos S., vecino de Madrid de 30 años y un salario de 1.720 euros brutos, coincide con la visión de Beatrix y comenta que “la pagué casi toda al contado (me salió barata), aunque tardé un año en poder ahorrar para la reforma”.

Bromea diciendo que la reforma le costó casi tanto como el piso porque “compré una vivienda con un salón amplio que poder dividir, y ahora tengo un estudio y dos habitaciones”. “Mi salario solo me daba para dos habitaciones”, apunta.

Vivir en pareja, una opción interesante

Los tres jóvenes entrevistados arriba vivieron entre dos y cinco años en casa de los padres  tras tomar la decisión de independizarse. De este modo ahorrar para la vivienda resultaba más cómodo. Aunque no todos podemos seguir esta estrategia. Carlos nos dice que “sin ahorros al principio, sé que habría vivido ahogado, pero yo tenía la casa de mis padres. Esto, mi pareja actual no pudo hacerlo”.

Su pareja es Ana G, madrileña de 32 años con una experiencia diferente. Compró su vivienda en 2014 tras haber vivido casi nueve de alquiler. “Ahorrar es difícil cuando pagas un alquiler, así que tuve que pedir buena parte del valor de la vivienda en forma de hipoteca”, recuerda.

Ana recuerda perfectamente los números en euros que manejaba hace años: “490 para el alquiler, 320 a la hipoteca, 110 de gastos del hogar y el resto para vivir y ahorrar un pellizquito todos los meses”. Relata una experiencia dura pero con final feliz. “Ahora vivo con mi pareja en su casa y alquilamos juntos la mía, que es más pequeña. El alquiler paga la hipoteca, que era baja, y nos ayuda con los gastos de esta casa”.

Una situación de unión de fuerzas la encontramos con Francisco C. (31) y Jaime C. (28), dos hermanos que invirtieron juntos en una vivienda de cinco habitaciones “que en realidad son dos pisos pequeños, unidos”. El antiguo dueño las había unido y había colocado una cocina grande en el centro. Jaime nos dice que “nos vemos en el desayuno y en la cena, y cada uno hace su vida en su piso, que tiene su propia salida a la escalera”.

“Por separado nos habría salido mucho peor”, dice Francisco, “porque esto no solo es más barato, sino más estable. Yo me fui al paro dos meses y mi hermano se hizo cargo ese tiempo, por ejemplo”.

 

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¿Cuántas metros cuadrados me puedo permitir?

Pero ¿qué ocurre cuando queremos vivir solos? A la hora de invertir en una vivienda, hemos de tener en cuenta el capital ahorrado y el que ingresamos con la nómina. Es recomendable que no más del 40% del salario vaya al pago de la vivienda si queremos ahorrar.Pero ¿qué ocurre cuando queremos vivir solos? A la hora de invertir en una vivienda, hemos de tener en cuenta el capital ahorrado y el que ingresamos con la nómina. Es recomendable que no más del 40% del salario vaya al pago de la vivienda si queremos ahorrar.

Un salario de 1300 implica alquileres o hipotecas que no superen los 520 euros. Esto deja de lado los alquileres del centro de las grandes ciudades, por supuesto. En cuanto a compra, su tamaño lo marca los años de hipoteca y los ahorros personales.

Los seis jóvenes con los que hemos hablado han pagado una vivienda de formas diferentes y tienen salarios distintos. Seguro que una muestra más grande nos daría más perspectiva, pero las viviendas de dos habitaciones parecen ser la norma.

Al acceder al mercado de la vivienda, los jóvenes de hoy día cuentan con menos ingresos de los que tuvieron sus padres. Su bajo poder adquisitivo les lleva a plantearse estrategias de ahorro a largo plazo como ahorrar en casa de sus padres unos años, contratar hipotecas más largas para poder hacer frente a los pagos con facilidad, o vivir en pareja para compartir gastos.

 

 

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